Mi padre nació en la Puebla de los Infantes, un bonito pueblo de la Sierra Norte de Sevilla. Aunque la casa familiar estaba en Peñaflor (Sevilla). En el pueblo hay leyendas y tradiciones que hablan de la "tierra de los puros". Algún día contaré la experiencia paranormal que vivió mi padre en el castillo templario cuando era chico.
Por su parte, mi madre, nació relativamente cerca. Ella nació en Azuaga, un pueblo extremeño en la frontera sur de Badajoz con las provincias de Córdoba y Sevilla, aunque sus tatarabuelos, eran pasiegos y procedían de un pueblo pasiego llamado Udalla, al que a sus gentes les llamaban "templarios". Es curioso porque mi madre tiene canciones y dichos que son cantabros, y formas de ver la vida que son legitimamente del norte. Eso que llaman memoria genética.
Ambos pueblos tenían, como muchos de España, su judería y su morería.
La judería de Peñaflor, era ya conocida en tiempos romanos y fue importante hasta la expulsión de moriscos. La mayoría de los "izquierdo" y "sánchez" de la zona, así como otros apellidos, son descendientes de judios conversos.
Muchos historiadores andaluces, creen o al menos no niegan a priori, que pudiera ser cierta esa presencia judía desde tiempos salomonicos, pero lo que sin duda es cierto es que en la Diaspora del año 70 d.C, los judios emigraron masivamente a la Galia e Hispania. Uno de esos puntos donde en esa migración masiva los judíos hicieron parada es el pueblo de Peñaflor.
Los israelitas que vinieron a Hispania, se vanagloriaban de ser "rabanitas", es decir descendientes directos de Yehuda el Santo, o Gamaliel ( el maestro de San Pablo). Los judíos de lo que luego sería Al- Andalus, presumían de haber traído a la Hispania romana, las razas de las tribus de Leví y Judá. Ahí es nada, las tribus de los Sumos Sacérdotes y los Reyes de Israel.
Ya desde los años 60 en que los restos arqueológicos precisaron que desde el siglo IX a. C, hubo presencia de fenicios en Andalucía, lo de la historia de Salomón y Tarsis, no parece tan descabellado.
Incluso antes de esas fechas hubo negocios con ellos, bajo la forma del karum o muelle comercial mesopotamico. Este tipo de muelle dependía de dos socios, uno el capitalista que solía ser un principe o templo importante y el ejecutor comercial. De esta forma, Salomón pudo ser perfectamente un socio capitalista y Jiram de Tiro, su contemporaneo, el ejecutor comercial.
En el 160 antes de nuestra era, Jasón jefe de la delegación judía enviada a Roma, habla de los judíos de Sefarad, donde tienen puesto sus ojos los romanos por la riqueza de sus minas en oro y plata., especialmente las de la Baja Andalucía.
En Adra, un pueblo de Almería, se ha encontrado el vestigio judio material más antiguo de la Peninsula. Una lápida perteneciente a Salomonula, una niña judia que se cree pertenece al siglo III de nuestra era.
Dado la rapidez con que surgen importantes aljamas en Andalucía, tras la expulsión de los judíos por Tiberio de Israel, no es inverosimil pensar en que ya había colonias judias en las ciudades hispanas.
La judería de Hispalis (Sevilla), si no fue la más antigua de Hispania, si estuvo entre las más antiguas. Hispalis, era un lugar clave en la Península, tal y como supo Escipión que hizo de ella su capital. Para engarce de la corona sevillana, Hispalis, significa la ciudad del Occidente, en ibero, donde ili, significa ciudad, Spa... Occidente.
Muy pronto los judíos, fueron atraidos por la ciudad que dió nombre a Hispania. En tiempos visigodos, las ciudad más poblada era Sevilla, debido a su caracter comercial e industrial. Era el lugar donde se gestaba la cultura que luego influía en los Concilios toledanos. Al menos esta era la opinión del Prof. Mario Mendez Bejarano. Ciertamente la belleza de las sinagogas de Sevilla, debía ser grande. Y sólo hace falta seguir la Al- Dhabi, que cuenta como el conquistador Abd-Al- Aziz, tras su boda con Egilona, la reina visigoda viuda de Rodrigo, fijaron su residencia en Sevilla, en una sinagoga de la ciudad. La comunidad judía fue muy importante tanto en las costas andaluzas como en los valles del Genil y Guadalquivir durante los primeros siete siglos de nuestra era.
Las comunidades más importantes estaban en Écija, Córdoba, Alcalá del Rio, Lucena, Sevilla, Peñaflor, y ya en época visigoda, será Granada, la Garnata-al-Yahud ( Granada de los judíos), la que se convierta en un enclave judío de máxima importancia.
Es sin duda en estas ciudades y pueblos donde nacerá el estilo de vida sefardita, tan diferente del resto de los judíos europeos.
La presencia judía en Andalucía fue escamoteada o relegada por el legado árabe tan presente en aquellas tierras. Pero de los siglos IX, al XII, será en Andalucía donde exista la mayor población judía de Occidente. Y será en Sevilla, en el año 1391, donde comenzó la oleada de disturbios antijudíos que se sucedieron en las aljamas de toda España. Y fue en Sevilla, donde en 1481, comenzó la labor de la Inquisición, quemándose a más de 700 judíos, lo cual propició la conversión de miles. En 1483, se expulsó a los judíos andaluces del Reino .
Es más, hubo judios hasta el siglo XVIII, pues hubo rebrotes de criptojudaismo hasta la época moderna, con la inmigración de judios "conversos" procedentes de Portugal que previamente habían partido de Andalucía hacia tierras lusas. Y será en Sevilla, tras Ceuta y Melilla, donde se asienten los primeros judíos que al amparo de la constitución de 1869, procedentes de Marruecos se asentarán. De esta forma junto a Sevilla, hay comunidades judías en Málaga, Torremolinos, Benalmádena y Marbella.
Es más, hubo judios hasta el siglo XVIII, pues hubo rebrotes de criptojudaismo hasta la época moderna, con la inmigración de judios "conversos" procedentes de Portugal que previamente habían partido de Andalucía hacia tierras lusas. Y será en Sevilla, tras Ceuta y Melilla, donde se asienten los primeros judíos que al amparo de la constitución de 1869, procedentes de Marruecos se asentarán. De esta forma junto a Sevilla, hay comunidades judías en Málaga, Torremolinos, Benalmádena y Marbella.
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