viernes, 12 de abril de 2024

Explorando las Raíces Templarias en Ourense: Un Viaje al Pasado Medieval


Adentrémonos juntos en el fascinante mundo medieval de la provincia de Orense y descubramos los orígenes del asentamiento templario en esta provincia llena de historia y misterio.

1. Los Inicios: Siglo XII

    Nos trasladamos al siglo XII, una época donde los célebres caballeros templarios, liderados por don Xerardo, recibieron el encargo de establecerse en estas tierras ourensanas. Su noble misión era la construcción de un hospital en Portela, ubicado en el Concello de Verea, un territorio montañoso que se alza majestuoso, superando con frecuencia los mil metros de altura y ofreciendo paisajes de una belleza que presagia la grandeza del Parque Natural de Peneda Xerés. La zona, conocida por ser parte del "Camino Portugués" de Celanova, una antigua vía romana de carácter secundario que se adentra en el municipio por el alto de "O Vieiro", ha sido siempre tierra de paso. Peregrinos portugueses se dirigían hacia Santiago aprovechando esta antigua calzada romana. Su número, considerable en aquel entonces, llevó al abad de Celanova y al prior de los Templarios de Veiga a proyectar la construcción conjunta de un hospital para los peregrinos que buscaban ganar el jubileo en Santiago.



    La colaboración entre el venerable monasterio de Celanova y los caballeros templarios constituye un hito trascendental en la crónica de la presencia de la Orden del Temple en la región gallega. No es menester recalcar la magnitud histórica de este acuerdo, pues estamos ante uno de los cenobios más prestigiosos de la época en Galicia. La formalización de este pacto, acontecida el memorable 15 de septiembre de 1142, marca el inicio de una empresa de profunda significancia, cuyo propósito, aún envuelto en el velo del misterio, ha suscitado la intriga tanto de eruditos de la historia como de apasionados del pasado.



El legado templario, imperecedero en los anales de Ourense, se erige a lo largo de los siglos como un testimonio elocuente de la colaboración entre el monasterio de Celanova y la Orden del Temple. Documentos fechados en el año de gracia de 1451 revelan las generosas donaciones del respetado abad celanovés a la venerable capilla de Santa Catalina, incluyendo predios y edificaciones que en otro tiempo fueron parte del patrimonio templario. Asimismo, personalidades destacadas como Fernando Oduáriz de Tamallancos, cuya vinculación con la Orden del Temple se atestigua en sus magnánimas contribuciones de cabalgaduras y armamentos a instituciones eclesiásticas en el año de nuestro Señor de 1169, han dejado una impronta indeleble en la historia regional.



La confirmación oficial de la presencia templaria en Ourense en el año de gracia de 1183, mediante el reconocimiento pontificio de las donaciones a la Iglesia de Ourense, constituye un hito trascendental en la historia de la región. En dicho documento se hace mención explícita a los hospitalarios, templarios, santiaguistas y sepulturistas, lo que consolida de manera irrefutable la arraigada presencia de las Órdenes Internacionales en la diócesis, afirmando así su legado imperecedero en el devenir histórico de la localidad.

La crónica templaria en Ourense es, sin lugar a dudas, un testimonio elocuente de valentía, compromiso y trascendencia histórica. Aunque ciertos aspectos aún yacen envueltos en el misterio, como el destino final del hospital templario, la impronta dejada por esta orden militar en el tejido histórico y cultural de la región es innegable.

2. Siglo XIII

Además de la mencionada casa en San Paio de Veiga, en el año 1211, se registra un significativo acontecimiento relacionado con la Orden del Temple y su relación con la corona. Alfonso IX, quien previamente les había desposeído de la mayor parte de los bienes donados por sus predecesores, especialmente Fernando II, en las Cortes de 1188, argumentando una supuesta generosidad excesiva al ceder propiedades reales, decide restituirles una serie de lugares. Entre ellos se encuentran Alcañices, Ponferrada, entre otros, así como en Limia, todo cuanto poseían, que legítimamente les pertenecía; esta concesión se materializa tras la retirada de la demanda que la Orden tenía interpuesta.

Por otro lado, es pertinente contextualizar el arrendamiento de un monte, práctica habitual en instituciones monásticas, dentro del propósito de despejar tierras hasta entonces yermas, con el objetivo de ampliar la extensión de tierras cultivables de la entidad arrendataria.



Es menester destacar que en este momento ya está formalmente establecida la encomienda de Amoeiro, ubicada en la parroquia de Santa María, que formaba parte del territorio de Castilla y que en los albores del siglo XII era conocida como Amorarium. En este contexto, resulta relevante señalar la existencia en esta localidad del arroyo de los Frailes y el puente de los Frailes, referencias que evocan la presencia religiosa, aunque no se puede afirmar con certeza si se refieren a los templarios, dado que en este municipio también existió el monasterio de Bóveda y posteriormente una granja perteneciente a Oseira. Asimismo, se registra la presencia de un castillo en la zona.



Resulta fascinante adentrarnos en los intrincados entresijos de la jurisdicción de Amoeiro y los eventos que marcaron la interacción entre los templarios y otras instituciones de la época. En este sentido, la jurisdicción de Amoeiro abarcaba un territorio que comprendía las parroquias de Amoeiro, Cornoces y Trasalba, dentro del actual municipio, así como las de Barrán, Castrelo y Sobreira, que se encontraban fuera de sus límites.



En el año 1241, específicamente en el mes de marzo, se celebra un acuerdo trascendental con el monasterio de Oseira, relativo a diversas propiedades en la región de Bergantiños. En esta ocasión, los templarios ceden al monasterio ciertos bienes y partes de iglesias y molinos en la tierra de Lalín, así como un casal en Val, que estaba en posesión de Juan Sánchez del Temple. Este casal, con una renta anual de 100 sueldos, pasaría a ser administrado por el monasterio a partir de entonces, si bien Juan Sánchez tendría el derecho a disfrutar de él mientras viviera, con la estipulación de que, a su fallecimiento, pasara sin impedimento alguno a manos de Oseira.



Un documento fechado en junio de 1245 arroja luz sobre otro aspecto relevante de la presencia templaria en la zona, cuando fray Juan, actuando por orden del abad de Oseira, arrienda tres huertas en Ribadavia a Juan Pérez y su esposa. Uno de estos terrenos colindaba con el "sautum" de Martín Nepto y la heredad del templo, evidenciando así la distribución de las propiedades en la localidad.

Además, en un documento datado en marzo de 1252, se mencionan más bienes templarios en Ribadavia, donde fray Juan, en calidad de granjero de Oseira en la villa, lleva a cabo un intercambio con María Pérez de casas y viñas en el burgo de Ribadavia y sus alrededores. Es interesante destacar que una de las viñas cedidas por el monje estaba ubicada en las proximidades de la leprosería de la villa, entre la carretera y la viña de los hermanos del templo, lo cual arroja luz sobre la disposición geográfica de las posesiones templarias en la región. En la foto vemos un sepulcro templario, en la Iglesia de Santiago de Ribadavia:



En conclusión, estos documentos nos ofrecen una ventana única para comprender la distribución y gestión de las propiedades templarias en Ribadavia, revelando su cercanía con instituciones y comunidades locales, como la leprosería, y su papel en el tejido social y económico de la época.

En la comarca de Valdeorras, en San Miguel de Xagoaza, perteneciente al municipio de O Barco, los templarios también poseían propiedades. Como mencionamos anteriormente, teníamos la duda de si estas propiedades dependían de Amoeiro o de Ponferrada, dada la conexión de Valdeorras con El Bierzo. Dado que en los documentos no se mencionan a los templarios bercianos, seguimos el criterio de incluir todas estas posesiones en la bailía de Amoeiro (que, como veremos más adelante, administraba bienes en Trives).



En la historia documental de Xagoaza se nos brinda una visión fascinante de la presencia y actividad de los templarios en la zona. Un documento del mes de mayo de 1252 nos introduce a este panorama, donde el abad del monasterio de San Pedro de Montes, don Gonzalo, otorga un arriendo a Pedro Fernández de varias heredades en Xagoaza. En uno de los pasajes de este escrito se hace mención del monte de pandella, designado como parte del acuerdo, delimitado por la reguera y, curiosamente, por la propiedad de los frailes.

El rastro de la presencia templaria en la comarca de Valdeorras se refuerza con otro documento fechado el 15 de mayo de 1263, donde se detallan las transacciones de propiedades entre el abad del monasterio de Montes, don Bieito, y Pedro Johannis en Santa María da Hermida de Ribela, un lugar que aún busca ser localizado. El abad, en esta ocasión, concede a Pedro un bosque compartido con los frailes, ubicado en la peña del bosque, evidenciando así la interacción entre las propiedades templarias y otras instituciones de la época.

La sede templaria de Xagoaza, según indicios históricos, podría haberse ubicado en la iglesia de San Miguel, emplazada en el corazón de los cinco barrios que conformaban la villa y que, incluso en la actualidad, conserva vestigios románicos que nos conectan con su pasado templario.

Por otro lado, un documento del mes de mayo de 1279 arroja luz sobre nuevas interrogantes respecto a la presencia templaria en la región, cuando fray Juan Pérez, comendador de la Orden del Santo Sepulcro en Galicia, arrienda a P. Miguel la casa de Sarllo. Sin embargo, la incertidumbre persiste en cuanto a si esta propiedad perteneció en algún momento a los templarios, ya que el documento no está a nuestra disposición para un análisis detallado. Además, la localización exacta de Sarllo sigue siendo un misterio, aunque se presume que esté en la jurisdicción de Orcellón, que abarcaba diversas parroquias en los actuales municipios de San Cristovo de Cea, O Irixo, Boborás, Piñor, Carballiño, entre otros.



Del siglo XIII, sin fecha, son otros dos documentos generados por el monasterio de Montes en Tierras de Valdeorras. En uno de ellos se habla de las heredades del monasterio en Xagoaza, especificándose en una de las partes: "otra tierra sobre casa y sal al bosque de robles, que hace una medida y determina con la casa de los frailes y con tierra de los hijos de Domingo Pérez del Otero". Como en otros linderos se menciona al Hospital, estos frailes son, por tanto, como afirma Quintana Prieto, En Xagoaza, por tanto, conviven templarios y hospitalarios, que al parecer tuvieron aquí una pequeña encomienda.



En el otro documento se habla de los bienes de Montes en Sobradelo, parroquia del municipio de Carballeda. Aquí las propiedades templarias son más numerosas:
"Otro prado en la viñola, que hace dos medidas y determina con García Rodríguez heredad de los frailes y con los escuderos. Otro en la fuente pequeña, que hace tres medidas y determina con la heredad de los frailes. [...] Otro terreno en la ladera, que hace cinco medidas y determina con los Frailes. [...] Otro terreno en el Bouciyon, que hace dos medidas y determina con los frailes..."

3. Siglo XIV

Adentrándonos en el siglo XIV, nos encontramos con un intrigante documento que otorga foros a la villa de Cehegín, en Murcia, por parte del Maestre Rodrigo Yáñez, acuerdo alcanzado en un Cabildo General celebrado en Zamora el 15 de mayo de 1307. Lo notable es la presencia de fray Sancho Alfonso, comendador de Moyero y de Coya, en este evento. Este detalle resulta significativo, ya que nos indica que, en este período, las encomiendas de Amoeiro y de Coia estaban fusionadas bajo la dirección de un único comendador. Este movimiento probablemente se originó en el deseo de centralizar la gestión de los recursos templarios, buscando así simplificar la burocracia asociada a su administración.



Un documento fechado el 10 de junio de 1307 nos ofrece un vistazo más detallado a la gestión de estas encomiendas. En este escrito, el comendador de Amoeiro y Coia, fray Sancho Alfonso, arrienda a Juan Pérez, herrero, a su esposa Marina Pérez, y posteriormente a su hija Mayor Pérez, un casal ubicado en Sobrado de Trives, en el lugar conocido como Barbeirón, sujeto a San Salvador de Sobrado. El arrendamiento estipula una renta que incluye 4 moios de pan, dos cuarterones de trigo, seis de centeno y dos moios de vino, así como derechos señoriales, como los 3 maravedís y medio de moneda blanca para la fiesta de San Martín, mandados por el rey Fernando IV. Además, se establece la condición de que quien resida en ese lugar sea vasallo del Temple, reafirmando así la vinculación feudal con la orden.



Este documento, en comparación con el foro de 1232, es notablemente más detallado y específico en sus disposiciones. Se detallan los tipos de cereales, las medidas de capacidad, la duración del contrato y los derechos señoriales exigidos. Además, se reitera la obligación de vasallaje hacia la Orden del Temple por parte de quienes habiten en dicho lugar, mostrando la firmeza de los lazos feudales en esta estructura administrativa templaria.

En Terras de Trives, los templarios administraban una serie de propiedades que eran gestionadas desde San Fiz de Trives, donde residía un caballero templario. En 1309, este caballero era fray Pedro Eanes, quien posteriormente, como veremos más adelante, estaba vinculado a esta bailía en 1310, cuando fueron convocados a Medina del Campo. Un hecho peculiar es que sabemos que este caballero tenía una criada llamada Eldara Pérez, a quien, el 15 de octubre de 1313, la abadesa de San Salvador de Sobrado de Trives arrienda un casal. Este documento es de particular interés porque no indica que fray Pedro hubiera abandonado el lugar, lo que sugiere que aún residía allí junto con su criada. De ser así, sería el primer templario cuyos movimientos podríamos seguir después de la disolución de la Orden.



La cantidad exacta de propiedades que los templarios poseían en Trives es desconocida. Sin embargo, en San Salvador tenían varias, ya que incluso en 1816, el prior del monasterio (en ese momento de hombres) estaba indagando sobre la demarcación del priorato, preguntándose si había pertenecido anteriormente a los templarios.

En 1394, específicamente el 8 de junio, el conde de Lemos, don Pedro, otorga a su hija Leonor, a su yerno Xoán de Nóvoa, y a los hijos de estos, los coutos de Molgas y San Vicente en Terra de Limia, y en Terra de Ourense, los coutos de Nogueiras, Amoeyro y Espineira, que anteriormente habían pertenecido a los templarios y que su tío, el rey Enrique II, le había otorgado. Identificar estos lugares no es tarea sencilla. Amoeyro corresponde a Amoeiro, la sede de la encomienda; Espineira posiblemente sea Espiñeira, una parroquia en el municipio de O Irixo. Respecto a Nogueiras, hay varios lugares con ese nombre en Terra de Ourense, en municipios como San Cristovo de Cea, Boborás, Ourense, Punxín y Leiro. Sin embargo, los dos últimos se encuentran cerca de la bailía de Amoeiro.



Al adentrarnos en el siglo XV, nos encontramos con un último vestigio que alude a la presencia templaria en la provincia de Ourense. Este documento hace referencia a los derechos de presentación de iglesias en la Dignidad de Búbal, y aunque data de mediados del siglo XV, se cree que es una copia retocada de un registro catedralicio anterior. ¿Por qué esta percepción? Emilio Duro Peña sugiere que al referirse a las iglesias de Amoeiro, Sobreira y Arbor, se menciona "he da orden do Tenple de apresentar". La identificación de Amoeiro es clara, mientras que Sobreira corresponde a San Xoán de Sobreira en Vilamarín, y Arbor es un lugar en la parroquia de Sobreira, posiblemente Arbor da Igrexa, que presumiblemente tenía una iglesia de origen medieval.

Además, Otero Pedrayo indica que algunos documentos de la Orden del Hospital, conservados en el Archivo Histórico Provincial de Ourense, hacen referencia en los encabezamientos a bienes que originalmente pertenecieron al Temple, aunque no se detallan específicamente. Ahora, exploremos algunas interpretaciones de distintos autores acerca del dominio ejercido por la Orden del Temple sobre lugares que no están documentados en los registros mencionados.

Algunos sostienen que la iglesia de Santa Mariña de Augas Santas en Allariz, conocida por su santuario, fue propiedad de los templarios. Una referencia temprana data de un libro anterior a 1728, donde se mencionan escudos en la Puerta y Presbiterio, similares a los usados por los Templarios, y se especula que estos caballeros religiosos tuvieron presencia en el lugar. Tras la disolución de la Orden, la iglesia pasó al Patronato Real. Otros autores sugieren que inicialmente perteneció a los Canónigos Regulares de Santo Agustín, antes de pasar a manos de los templarios, quienes contribuyeron a la construcción de la fábrica actual. Posteriormente, tras pasar por manos reales, fue entregada al monasterio de Celanova. Existen también opiniones que sugieren que la estructura templaria se encuentra sobre la cripta de la santa.

Estas interpretaciones, aunque divergentes en algunos aspectos, nos ofrecen una visión fascinante de la compleja historia de la presencia templaria en la región de Ourense, revelando la persistencia de su legado en los siglos posteriores a su disolución.

Para las Tierras de Trives y Valdeorras, se afirma que la casa rectoral de Santa María de Cesuris, con todo el monte que la rodeaba, en el municipio de Manzaneda, fue templaria.

En el lugar de Freiría, parroquia de San Juan de Barrio, en el municipio de Pobra de Trives, los templarios tendrían una edificación monacal sobre la que luego se construyó el actual pazo.


En San Salvador de Vilaza, en el municipio de Monterrei, también en un camino de peregrinación a Compostela, existe la tradición de que existió un monasterio regentado por los cánones regulares de San Agustín y luego por los Templarios. La misma tradición está presente por la presencia templaria dominando la iglesia de Santiago de Albarellos, también en Monterrei, y en el lugar de Hospital, en la parroquia de Osoño, municipio de Vilardevós, donde también existió una encomienda de la Orden del Hospital.

Sobre otras dos iglesias también existe una abundante bibliografía que las relaciona con la Orden del Temple: Astureses y Moldes.

San Julián de Astureses, en el municipio de Boborás, parece haber pertenecido primero a los Templarios y luego, tras la desaparición de la Orden, fue incorporada a la Orden de San Juan. No vamos a hacer una descripción de la iglesia; solo mencionar que, aparte de varias cruces de tipo templario, se conserva una inscripción que dice:
OBIIT : FRAT : IOHES : PET :
DOUTEIRO : SUB : ERA :
M : CCC : XX: IIII: III: NO
NAS : AUGUSTI :
Este lugar, Outeiro, pertenece a la parroquia de Astureses.

Samuel Eiján contradice a Vázquez Núñez, ya que afirma que existe documentación que relaciona Astureses con la Orden del Santo Sepulcro, pero, dado que esta es del siglo XIII, es posible que la Orden del Santo Sepulcro ocupara el lugar después de la desaparición de los templarios.

En cuanto a Moldes, parroquia del municipio de Punxín, hay un documento de 1232 que la menciona. Sabemos que, en cualquier caso, el dominio sobre esta iglesia pasó luego a la Orden de San Juan, como indica un documento de 1233.

Finalmente, decir que el monte llamado da Santa, en San Pedro de Bentraces, parroquia del municipio de Coles, también perteneció a la Orden del Temple. Esta afirmación se confirma en un documento de 1311, donde se dice que la encomienda del Temple tenía derechos sobre las iglesias de Bentraces y Cela, parroquia también de Coles, y, así mismo, sobre la iglesia de San Fiz de Poulo, en el municipio de San Amaro.

Respecto a San Mamede de Moldes, también en el municipio de Boborás, la bibliografía es igualmente abundante. El lugar muestra que tuvo una construcción defensiva, y en el tímpano de la iglesia hay una cruz roja templaria.

También parece que perteneció al Temple la iglesia de San Andrés de Abelenda, en el municipio de Carballeda de Avia, que luego pasaría a la encomienda de Beade de la Orden de Malta.

Serían también templarias las iglesias de Santa María de Arcos, en el municipio de O Carballiño, San Cristovo de Regodeigón, la capilla de San Mauro, en el municipio de Arnoia (que sería posteriormente priorato de Celanova), Santa María de Lamas, municipio de Leiro, y San Xoán de Ourantes, en el municipio de Punxín. Sobre la iglesia de Santa María de Beade, en el municipio del mismo nombre, hay opiniones que la adjudican a los templarios, aunque después sería encomienda de la Orden de Malta. Lo cierto es que existe documentación anterior a la disolución de la Orden del Temple en la que se habla de la presencia de hospitalarios en Beade; así, el 22 de enero de 1287, frei Afonso Pérez Pereira, comendador de la bailía de Ribadavia, afora a Rodrigo Aras la heredad de Piñeiro, en Santa María de Beade, estipulándose en uno de los párrafos: Y cuando queráis vendimiar o segar, llamad a los frailes que estén en Santa María de Biade. Entre las testigos figura fray Domingo de Biade. Del documento no se deduce que existiera una encomienda, ni que tampoco la iglesia de Beade fuera de ellos, pero queda demostrada la presencia del Hospital en Beade, cosa que, por el momento, no ocurre con los templarios. Y ocurre lo mismo con la iglesia de San Juan de Ribadavia, que también se ha atribuido a los templarios, cuando ya desde 1214 aparece, en parte, en manos del Hospital.


Otros autores nos hablan de algunas posibles posesiones templarias en la Terra de Frieiras (concellos de A Gudiña y Mezquita). Tendrían la Casa Fuerte o Pousa de la Mezquita, con destacamento en Vila Vella de la Mezquita, la Torrecela en la Canda (en el Padornelo) y la Torrecela que está junto a Carracedo de la Gudiña. Junto a la Torre de la Mezquita habrían levantado la capilla de Nuestra Señora de las Nieves y también el santuario de Nuestra Señora de las Nieves en la confluencia de la Tuicia con el Tuela. Estas propiedades entrarían en la donación que Enrique II hizo a su sobrino Pedro Enríquez de Castro, hijo de don Fadrique, conde de Lemos, además de otras tierras.

Relaciones con otras instituciones

Aunque la bailía de Amoeiro estaba radicada en la diócesis de Ourense, una parte de la provincia pertenecía a la diócesis de Astorga.

Con el obispo ourensano no parece que tuvieran muchos problemas; solo el documento citado de 1183 que se refiere a los décimos puede dar a entender que pudiera existir alguna reticencia a la hora de pagarlos.

Ocurre lo contrario en el caso del prelado astorgano, que en repetidas ocasiones tiene que recurrir al Papa para que resuelva conflictos, tanto con los templarios como con otras órdenes religiosas, sobre diversas causas.

Aunque no podemos asegurar que los problemas de los templarios con el obispo de Astorga (que sí aparecen documentados claramente en lugares como Tábara, en la provincia de Zamora) pudieran referirse a lugares pertenecientes a la provincia de Ourense, concretamente a los arciprestados de Valdeorras, Robleda y Trives (también tenía la diócesis maragata el arciprestado de Quiroga, en Lugo), que coinciden con los partidos judiciales de Trives, Valdeorras y Viana do Bolo, vamos a citar a continuación los documentos que hablan de esta problemática

El 29 de marzo de 1206 el pontífice Inocencio III comisiona al decano, arcediano y a otro canónigo de Compostela para que obliguen a los religiosos cistercienses, cluniacenses, hospitalarios, templarios y de otras órdenes, residentes en el obispado de Astorga, a que paguen al cabildo catedralicio la porción que le corresponda de los testamentos que los favorezcan en dicho obispado.

Dos años después, el 8 de octubre de 1208, el mismo Papa comisiona al obispo de Oviedo y al arcipreste y chantre de León para que intervengan contra los hospitalarios, templarios y otros que en el obispado de Astorga amparan a los excomulgados, dándoles sepultura eclesiástica, cubriéndolos con sus mantos y otras insignias de las Órdenes, sin querer obedecer el interdicto, y que además cometen usuras y tratos prohibidos.

Por último, Honorio III comisiona, el 9 de enero de 1221, al obispo de Zamora, al deán de la misma catedral y al abad del monasterio de la Espina para que vean las quejas formuladas por el obispo de Astorga contra los comendadores y religiosos templarios, y de otras Órdenes, que se introducían en las iglesias pertenecientes a la dignidad episcopal, ponían en ellas capellanes a su antojo y cometían otros excesos e injurias contra los derechos del obispo. Les manda que escuchen a las partes y decidan lo que consideren justo, sin quitarles el derecho de apelación.

Con el monasterio de Oseira tampoco parecen haber tenido excesivos problemas, resolviendo mediante concordias, como la de 1241, las pequeñas disputas que tenían.

Deben haber sido buenas las relaciones con el monasterio de monjas de San Salvador de Sobrado de Trives, porque, en el documento citado del 2 de abril de 1309, por el cual la abadesa de Trives y el abad de Antealtares solicitaban un traslado de un convenio entre el rey Alfonso y los caballeros hijosdalgo de Caldelas referidos a derechos en iglesias y monasterios de Caldelas, Trives, Quiroga, etc., su procurador era precisamente fray Pedro Eanes.


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