Una cosa que sorprende del mito de las Tres Culturas, es cómo una ciudad puede ser a la vez : Ciudad de las Tres Culturas, de la Tolerancia y de la Reconquista.
Hay algo extraño, y vamos a intentar desentrañar una respuesta. Nuestro Príncipe de las Letras, Miguel de Cervantes, ya nos habló de como en la alcaná de Toledo, en unos viejos cartapacios escritos en caracteres arábigos, encontró un viejo manuscrito que hizo traducir por un morisco aljamiado. El morisco tradujo de esta forma la obra de Don Quijote escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.
Toledo es una plaza fuerte, se quiere inexpugnable, puentes fortificados, murallas, puertas de la ciudad, puestos de defensa, torres albarranas... todo en ella nos dice que tomar Toledo es decapitar España. Desde que es conquistada en el año 1085, todas las incursiones en al-Andalus,se dirigen y gestan desde Toledo. Allí se organiza la Cruzada ibérica, en la que se reunen los príncipes cristianos de la Península y muchos extranjeros, con los que se derrotarán a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa.
El Toledo medieval, y concretamente el de los siglos XII y XIII, es profundamente complejo. Una ciudad casi siempre en guerra, es a la vez un simbolo de tolerancia. Esta paradoja sólo puede darse en Toledo. Una población heterogenea, variada en forma etnica, cultural y religiosa, donde conviven minorías religiosas protegidas, como musulmanes y judíos, y grupos cristianos como mozárabes, castellanos, gallegos, francos y conversos. Y si bien nunca la relación es perfecta se crea un modus vivendi al que llaman tolerancia o convivencia.
Ya desde Sánchez Albornoz , se dice que este fenómeno es único en el mundo y se da sólo en la España Medieval, de una forma simultanea en un periódo de Reconquista y repoblación. Y es que se usaba a los propios moros para ocupar el territorio recién reconquistado y de paso se daba la bienvenida a comunidades judías.
La convivencia o tolerancia se va dando bajo la forma de un estatuto otorgado por los propios gobernantes que desean esa coexistencia. Alfonso VI, hará honor a su título de imbiratur du-l-millatayn, o lo que es lo mismo emperador de las dos religiones. Título copiado a los jefes del Oriente abasida, "Jefe de las Dos Espadas". Por su parte Alfonso VII, cuando entra en Toledo en 1139, pide que le acompañen sus juglares y musicos cristianos, sarracenos y judíos. El se hace llamar "el emperador de las tres religiones". Fernando III el Santo, en su tumba en Sevilla, hará que se grabe un epitafio en árabe, hebreo y castellano.
Y si,,. podemos decir que en España se convivió durante muchisimos años y que fue el lugar donde más tardiamente apareció la intolerancia.
Toledo será el puente entre Oriente y Occidente. Los traductores toledanos permitiran que las obras de Euclides, Tolomeo, HIpocrates, Galeno, Aristóteles, y las clásicas griegas y latinas lleguen a Europa a través de España. Y será precisamente este impulso cultural el que permita que aparezcan las universidades de Salerno, Bolonia, Padua, Montpellier...
La ciudad de Toledo en su afan por vivir en paz, se convierte en lugar de cultura, y es una época brillante. El brillo nace del respeto que surge entre ellos y el propio reconocimiento de su dignidad original y única.
Toledo demuestra que de la amalgama de pueblos y un dialogo mutuo surge el enriquecimiento colectivo, aunque puedan surgir problemas de coexistencia, cuando alguien se salta las reglas.
Y aunque mucho de lo que se diga sea mito, Toledo es un faro, una de esas ciudades que dan alimento al alma.
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