La presencia de la Orden del Temple en la provincia de Ourense: la bailía de Amoeiro y su proyección territorial (siglos XII–XV). Mitos y simbolos templarios en Orense.


 La presencia de la Orden del Temple en la provincia de Ourense: la bailía de Amoeiro y su proyección territorial (siglos XII–XV)

Autora:
Mercedes Yzquierdo Muñoz



Resumen (español)

Este trabajo analiza la presencia de la Orden del Temple en la actual provincia de Ourense, con especial atención a la bailía de Amoeiro y a su proyección sobre diversos enclaves monásticos, parroquiales y señoriales entre los siglos XII y XV. A partir de documentación medieval —cartas de arrendamiento, concordias, foros, donaciones y referencias papales— se reconstruyen los orígenes del asentamiento templario en territorio ourensano, su consolidación en el siglo XIII, la articulación de sus propiedades en comarcas como la Limia, Trives, Valdeorras y Ribadavia, así como su progresiva integración en otras instituciones eclesiásticas tras la disolución de la Orden. Se examinan, además, las tradiciones locales y las atribuciones templarias de diversos templos rurales (Santa Mariña de Augas Santas, Astureses, Moldes, entre otros), poniendo en diálogo la documentación conservada con la memoria erudita y popular. Finalmente, se estudian las relaciones de la bailía de Amoeiro con el episcopado de Ourense y Astorga, con los monasterios de Oseira, Celanova y San Salvador de Sobrado de Trives, y se ofrece un elenco de comendadores y frailes documentados, lo que permite valorar el peso real del Temple en el entramado territorial y eclesiástico ourensano. El estudio incorpora, además, un examen crítico de diversas tradiciones locales que la memoria popular ha asociado a la Orden del Temple, integrando su dimensión simbólica dentro del análisis histórico.»

Palabras clave: Orden del Temple, Ourense, Amoeiro, Valdeorras, Trives, monasterios, memoria templaria.


Abstract (English)

This article examines the presence of the Order of the Temple in the present-day province of Ourense, with particular focus on the commandery of Amoeiro and its territorial projection over various monastic, parochial and seigneurial sites between the twelfth and fifteenth centuries. Drawing on medieval documentation—leases, concords, grants, donations and papal letters—it reconstructs the origins of the Templar settlement in Ourense, its consolidation in the thirteenth century, and the organisation of its properties in regions such as A Limia, Trives, Valdeorras and Ribadavia, as well as their gradual incorporation into other ecclesiastical institutions after the suppression of the Order. The study also considers local traditions and the Templar attribution of several rural churches (Santa Mariña de Augas Santas, Astureses, Moldes, among others), bringing together written sources and both scholarly and popular memory. Finally, it analyses the relationships between the commandery of Amoeiro and the bishops of Ourense and Astorga, as well as the monasteries of Oseira, Celanova and San Salvador de Sobrado de Trives, and offers a list of documented commanders and brothers, thus allowing a more precise assessment of the real weight of the Temple within the territorial and ecclesiastical framework of medieval Ourense. The study also incorporates a critical examination of various local traditions that popular memory has associated with the Order of the Temple, integrating their symbolic dimension into the broader historical analysis.

Keywords: Order of the Temple, Ourense, Amoeiro, Valdeorras, Trives, monasteries, Templar memory.


1. Introducción

El análisis del poblamiento templario en el territorio de Ourense exige situar la cuestión en el marco más amplio de las dinámicas político-eclesiásticas del noroeste peninsular durante los siglos XII y XIII. La documentación conservada —fragmentaria, pero de notable valor historiográfico— permite reconstruir, al menos de manera parcial, el proceso de implantación, consolidación y posterior reconfiguración institucional de la Orden del Temple en la provincia.

Estos testimonios escritos evidencian no solo la presencia de enclaves templarios estables en el espacio orensano, sino también la forma en que dichos establecimientos se articularon con las estructuras monásticas y episcopales circundantes, así como su progresiva absorción por parte de otras instituciones religiosas, singularmente la Orden del Hospital. El caso orensano constituye, en este sentido, un ejemplo ilustrativo de cómo las órdenes militares internacionales interactuaron con los poderes locales y remodelaron —en ocasiones, de manera perdurable— el paisaje jurisdiccional y espiritual del occidente peninsular.

El análisis de foros, concordias, arrendamientos, donaciones y referencias papales, junto con la rica tradición historiográfica y erudita gallega, ofrece un panorama complejo en el que se combinan certidumbres documentales y atribuciones apoyadas en la memoria local, la iconografía y la toponimia. La bailía de Amoeiro se perfila, en este contexto, como un núcleo articulador de intereses templarios en la diócesis de Ourense, con prolongaciones hacia comarcas vecinas como Valdeorras, Trives, la Limia o Monterrei.

En las páginas que siguen se propone un recorrido cronológico y territorial que arranca en el siglo XII, con los primeros testimonios de colaboración entre el monasterio de Celanova y los templarios, continúa con la consolidación patrimonial del siglo XIII, sigue con la centralización de las encomiendas en el siglo XIV y concluye con la pervivencia de recuerdos templarios en la documentación tardomedieval y en la tradición posterior.


2. Los inicios de la presencia templaria en Ourense (siglo XII)

A mediados del siglo XII se documenta la presencia de los templarios en el ámbito ourensano, encabezados por don Xerardo y vinculados a un proyecto asistencial promovido conjuntamente con el monasterio de Celanova: la construcción de un hospital en A Portela, en el actual concello de Verea. Este enclave, situado en una zona montañosa que supera con frecuencia los mil metros de altitud —y que constituye el umbral natural del área hoy integrada en el Parque Natural de Peneda-Xerés—, ocupaba una posición estratégica dentro de las rutas históricas que articulaban el tránsito entre Portugal y Galicia.

A Portela funcionaba como nudo viario de primer orden. Por ella discurría un itinerario procedente de Ponte Barxas y Padrenda, que ascendía hacia la divisoria para dirigirse posteriormente a Ponte Deva y, desde allí, a Ourense. Este corredor se corresponde en la actualidad con el trazado del Camiño Miñoto Ribeiro, vía empleada por peregrinos y arrieros lusos que desde época medieval atravesaban el límite fronterizo hacia tierras gallegas.



Desde el sur, el camino remontaba hasta A Portela y continuaba hacia la parroquia de O Condado, donde se documenta un hospital de peregrinos, pieza relevante dentro de la red asistencial altomedieval y bajomedieval. Posteriormente, la ruta descendía hacia Ponte Trado, enlazaba con los núcleos de Cortegada y seguía finalmente hacia Ribadavia, consolidándose como uno de los ejes principales de movilidad devocional y comercial entre el norte portugués y el interior gallego. La importancia de esta vía se comprende mejor si se atiende a su integración en el antiguo «Camino Portugués» de Celanova, heredero de una vía romana secundaria que penetraba en el territorio por el alto de O Vieiro. La intensidad del tránsito —sobre todo de peregrinos portugueses que se dirigían a Santiago de Compostela— motivó que el abad de Celanova y el prior templario de Veiga proyectasen la fundación de un hospital que atendiera a quienes buscaban obtener el jubileo compostelano, iniciativa que subraya la relevancia estratégica y religiosa del enclave.

La colaboración entre el monasterio de Celanova y los templarios marca un hito importante en la historia de la presencia templaria en Galicia, pues estamos hablando de uno de los monasterios más relevantes de la región en esa época. La firma de un pacto el 15 de septiembre de 1142 da inicio a esta empresa, si bien el destino final del hospital continúa siendo un enigma que intriga tanto a historiadores como a entusiastas del pasado.

El legado templario en Ourense perdura a lo largo de los siglos. Documentos datados en 1451 revelan las propiedades donadas por el abad del monasterio de Celanova a la capilla de Santa Catalina, incluyendo casas y terrenos que alguna vez pertenecieron al Temple. Además, personajes como Fernando Oduáriz de Tamallancos, cuya conexión con la Orden del Temple se evidencia en sus generosas donaciones de caballos y armas a instituciones eclesiásticas en el año 1169, dejan una huella indeleble en la historia de la región.

La presencia templaria en Ourense queda finalmente confirmada de manera oficial en 1183, cuando el reconocimiento papal de las donaciones a la Iglesia de Ourense menciona explícitamente a hospitalarios, templarios, santiaguistas y sepulturistas. Este acto oficial consolida la arraigada presencia de las Órdenes internacionales en la diócesis, afirmando así su legado en la región.

La historia templaria en Ourense se presenta, en suma, como un testimonio de valentía, compromiso y trascendencia histórica. Aunque algunos aspectos siguen envueltos en el misterio, como el destino final del hospital templario, su influencia perdura en el tejido histórico y cultural de la provincia.


3. Consolidación y expansión patrimonial (siglo XIII)

3.1. La bailía de Amoeiro y su jurisdicción

Además de la ya mencionada casa en San Paio de Veiga, en 1211 Alfonso IX —quien les había quitado a los templarios, en las Cortes de 1188, la mayor parte de los bienes que les habían sido donados por sus predecesores, especialmente Fernando II, por considerar que habían sido demasiado generosos al desprenderse de propiedades de la Corona— les restituye una serie de lugares: Alcañices, Ponferrada, entre otros, y también, en Limia, cuanto allí tenían, que fue suyo; todo ello gracias a que el Temple retiró la demanda que tenía presentada contra la Orden.

El arrendamiento de un monte, práctica común en instituciones monásticas, debe entenderse en el contexto del objetivo de desmontar tierras hasta entonces incultas, con el fin de aumentar la superficie cultivada de la institución que realiza el arrendamiento.

En este momento ya se halla constituida la encomienda de Amoeiro, en la parroquia de Santa María, que formaba parte del territorio de Castilla, denominada a principios del siglo XII Amorarium. En este lugar se documentan el arroyo de los Frailes y el puente de los Frailes, topónimos que remiten a religiosos, aunque no sabemos con certeza si a templarios, dado que en este municipio existió el monasterio de Bóveda y posteriormente una granja de Oseira. También se documenta un castillo.

La jurisdicción de Amoeiro comprendía las parroquias de Amoeiro, Cornoces y Trasalba en el actual municipio, y las de Barrán, Castrelo y Sobreira fuera del mismo.

3.2. Concordias con Oseira y bienes en Ribadavia

En marzo de 1241 se celebra una concordia con el monasterio de Oseira sobre diversas heredades en Bergantiños. Los templarios cedían a Oseira algunos bienes y partes de iglesias y molinos en la tierra de Lalín, así como un casal en Val (consideramos que se trata del mismo lugar que el del documento anterior, situado en la parroquia de Santa María de Amoeiro, aunque en este caso el documento se refiere al casal completo) que tenía Juan Sánchez del Temple, con una renta de 100 sueldos anuales, que a partir de ese momento cobraría el monasterio, pero con la condición de que Juan Sánchez lo disfrutara mientras viviera, pasando, a su muerte, libre de todo gravamen a Oseira.

En otro documento de junio de 1245, en el cual fray Juan, por mandato del abad de Oseira, arrienda a Juan Pérez y a su esposa tres huertas en Ribadavia, se menciona que una de ellas estaba junto al «sautum» de Martín Nepto y la heredad del Temple.

De otros bienes templarios en Ribadavia nos informa un documento de marzo de 1252, en el cual fray Juan, granjero de Oseira en Ribadavia, intercambia con María Pérez unas casas y viñas en el burgo de Ribadavia y sus alrededores. Una de las viñas que cede el monje estaba más allá de las casas de los leprosos, entre la carretera y la viña de los hermanos del Temple y entre la viña de Maior Pérez y la viña de los leprosos. Así pues, algunas de las propiedades templarias en Ribadavia se localizaban cerca de la leprosería de la villa.

3.3. Las posesiones de Valdeorras y Xagoaza

En la comarca de Valdeorras, en San Miguel de Xagoaza, perteneciente al municipio de O Barco, los templarios también poseían propiedades. Como se ha señalado, existía la duda de si estas propiedades dependían de Amoeiro o de Ponferrada, dada la conexión de Valdeorras con El Bierzo. Dado que en los documentos no se mencionan a los templarios bercianos, se sigue el criterio de incluir todas estas posesiones en la bailía de Amoeiro, que, como veremos más adelante, administraba también bienes en Trives.

La primera mención a los templarios en Xagoaza aparece en un documento de mayo de 1252, en el cual el abad del monasterio de San Pedro de Montes, don Gonzalo, arrienda a Pedro Fernández varias heredades en Xagoaza. En uno de los párrafos del documento se menciona: «y damos el monte de pandella, como parte por la reguera y de la otra parte por la de los frailes».

Otro documento, del 15 de mayo de 1263, también relacionado con la comarca de Valdeorras, alude a unas propiedades que el abad del monasterio de Montes, don Bieito, arrienda a Pedro Johannis en Santa María da Hermida de Ribela, lugar que no ha podido localizarse. El abad le otorga a Pedro un bosque que comparten con los frailes y que se extiende en la peña del bosque.

La sede templaria de Xagoaza estaría, al parecer, en la iglesia de San Miguel, situada en medio de los cinco barrios que conformaban la villa, y que aún conserva restos románicos.

Del siglo XIII, sin fecha, proceden otros dos documentos generados por el monasterio de Montes en tierras de Valdeorras. En uno de ellos se habla de las heredades del monasterio en Xagoaza, especificándose en una de las partes: «otra tierra sobre casa y sal al bosque de robles, que hace una medida y determina con la casa de los frailes y con tierra de los hijos de Domingo Pérez del Otero». Como en otros linderos se menciona al Hospital, estos frailes son, por tanto, como afirma Quintana Prieto, hospitalarios. En Xagoaza, por tanto, conviven templarios y hospitalarios, que al parecer tuvieron aquí una pequeña encomienda.

En el otro documento se hace referencia a los bienes de Montes en Sobradelo, parroquia del municipio de Carballeda. Aquí las propiedades templarias son más numerosas:

«Otro prado en la viñola, que hace dos medidas y determina con García Rodríguez heredad de los frailes y con los escuderos. Otro en la fuente pequeña, que hace tres medidas y determina con la heredad de los frailes. [...] Otro terreno en la ladera, que hace cinco medidas y determina con los frailes. [...] Otro terreno en el Bouciyon, que hace dos medidas y determina con los frailes...».


4. Centralización de encomiendas y pervivencias (siglos XIV–XV)

4.1. La unión de Amoeiro y Coia

Entramos ahora en el siglo XIV. En un documento por el cual se otorgan foros a la villa de Cehegín, en Murcia, por parte del maestre Rodrigo Yáñez, acordado en un cabildo general celebrado en Zamora el 15 de mayo de 1307, aparece como presente fray Sancho Alfonso, comendador de Moyero (Amoeiro) y de Coya. Este documento resulta interesante porque muestra que, en estas fechas, las encomiendas de Amoeiro y de Coia estaban unidas bajo un mismo comendador, seguramente con el fin de centralizar mejor la gestión de los recursos templarios y reducir el aparato burocrático.

Un documento fechado el 10 de junio de 1307 recoge un arrendamiento otorgado por el comendador de Amoeiro y Coia, fray Sancho Alfonso, a Juan Pérez, herrero, a su esposa Marina Pérez y posteriormente a su hija, Mayor Pérez, de un casal sito en Sobrado de Trives, en el lugar llamado Barbeirón, sujeto a San Salvador de Sobrado, por una renta de 4 moios de pan (dos cuarterones de trigo y seis de centeno) y dos moios de vino, y por derechos, en la fiesta de San Martín, 3 maravedís y medio de moneda blanca que mandó acuñar el rey Fernando IV, con la condición de que quien allí morase sería vasallo del Temple.

Esta carta de arrendamiento resulta más explícita que el foro de 1232, ya que se especifican los tipos de cereales (trigo y centeno), las medidas de capacidad (moios y cuarterones), la duración del contrato (tres veces) y la exigencia de un derecho señorial, la dereitura. También se insiste, como en el documento de 1232, en la obligación de ser vasallo del Temple de quien habitara en ese lugar.

4.2. Terras de Trives y la figura de fray Pedro Eanes

En Terras de Trives, los templarios poseían otra serie de bienes gestionados desde San Fiz de Trives. Allí residía un caballero de la Orden. En 1309 era fray Pedro Eanes, uno de los que, como se verá más adelante, aparece en la documentación relativa a la bailía en 1310, cuando son convocados a Medina del Campo.

Como caso curioso, se sabe que este caballero tenía una criada, Eldara Pérez, a la cual, el 15 de octubre de 1313, la abadesa de San Salvador de Sobrado de Trives arrienda un casal. Este documento resulta de especial interés porque no se deduce de él que fray Pedro hubiera abandonado el lugar, dando la impresión de que residía allí aún con la criada. De ser cierta esta hipótesis, estaríamos ante el primer templario al que se podría seguir la pista tras la desaparición oficial de la Orden.

La cantidad de propiedades en Trives nos es desconocida. Sin embargo, en San Salvador debían de ser varias, pues aún en 1816 el prior del monasterio (ya de hombres) preguntará por la demarcación del priorato, interrogándose si con anterioridad había sido de templarios.

4.3. Donaciones señoriales y memoria del Temple

En 1394, concretamente el 8 de junio, el conde de Lemos, don Pedro, concede a su hija Leonor, a su yerno Xoán de Nóvoa y a los hijos de estos los coutos de Molgas y San Vicente, en Terra de Limia, y, en Terra de Ourense, los coutos de Nogueiras y de Amoeyro, y de Espineira, «que fueron de los templarios», y que le habían sido dados por su tío el rey Enrique II. La identificación de los lugares no resulta sencilla. Amoeyro es Amoeiro, sede de la encomienda; Espineira puede ser Espiñeira, parroquia del municipio de O Irixo; en cuanto a Nogueiras, centrándonos solo en la Terra de Ourense a la que alude el documento, encontramos topónimos en los municipios de San Cristovo de Cea, Boborás, Ourense, Punxín y Leiro. En cualquier caso, los dos últimos se encuentran en las proximidades de la bailía de Amoeiro.

El último documento localizado referido a esta bailía ourensana corresponde ya al siglo XV. En él se habla de los derechos de presentación de iglesias en la Dignidad de Búbal. El documento es de mediados del siglo XV, pero debe de ser una copia retocada, a juicio de Emilio Duro Peña, de otro tumbillo catedralicio anterior, ya que, al referirse a las iglesias de Amoeiro, Sobreira y Arbor, dice: «he da orden do Tenple de apresentar». La identificación de Amoeiro es clara; Sobreira es San Xoán de Sobreira, municipio de Vilamarín, y Arbor es un lugar perteneciente a la parroquia de Sobreira, posiblemente Arbor da Igrexa, que, como indica el nombre, habría tenido en el pasado una iglesia de origen medieval.

Otero Pedrayo señala que algunos documentos de la Orden del Hospital conservados en el Archivo Histórico Provincial de Ourense mencionan en sus encabezamientos que ciertos bienes pertenecieron al Temple, aunque no especifican cuáles. Ello invita a un recorrido bibliográfico para recopilar las opiniones de diversos autores sobre el dominio que ejerció la Orden del Temple sobre lugares que no aparecen en la documentación aquí estudiada.


5. Tradiciones y atribuciones templarias en el territorio ourensano

5.1. Santa Mariña de Augas Santas y otras iglesias de la diócesis

Se piensa que la iglesia de Santa Mariña de Augas Santas, en el municipio de Allariz, famosa por su santuario, perteneció a los templarios. La primera noticia se halla en un libro anterior a 1728, donde se afirma que algunos escudos, situados sobre la puerta y el presbiterio, son de los que usaban los Templarios, y que la voz común asegura que tuvieron aquí su habitación estos caballeros religiosos. Tras la desaparición de la Orden del Temple, dejando la justicia de la causa al criterio del lector, la iglesia de Santa Marina se incorporó al Patronato Real. Esta misma opinión se mantiene en el Madoz.

Otros autores sostienen que primero perteneció a los canónigos regulares de San Agustín, pasando más tarde a manos del Temple, que habría edificado la mayor parte de la fábrica actual, y que, tras pasar a manos reales, fue entregada al monasterio de Celanova. Otros, en cambio, consideran que la construcción templaria sería la que se levanta sobre la cripta de la santa.

Para las tierras de Trives y Valdeorras se afirma que la casa rectoral de Santa María de Cesuris, con todo el monte que la rodeaba, en el municipio de Manzaneda, fue templaria. En el lugar de Freiría, parroquia de San Juan de Barrio, en el municipio de Pobra de Trives, los templarios habrían tenido una edificación monacal sobre la que luego se construyó el actual pazo.

En San Salvador de Vilaza, en el municipio de Monterrei, también en un camino de peregrinación a Compostela, existe la tradición de que hubo un monasterio regentado primero por los canónigos regulares de San Agustín y luego por los templarios. La misma tradición se mantiene en relación con la presencia templaria dominando la iglesia de Santiago de Albarellos, también en Monterrei, y en el lugar de Hospital, en la parroquia de Osoño, municipio de Vilardevós, donde también existió una encomienda de la Orden del Hospital.

Sobre otras dos iglesias existe también una bibliografía abundante que las relaciona con la Orden del Temple: Astureses y Moldes.

San Julián de Astureses, en el municipio de Boborás, parece haber pertenecido primero a los templarios y, luego, tras la desaparición de la Orden, fue incorporada a la Orden de San Juan. Sin entrar en la descripción detallada de la iglesia, cabe señalar que, aparte de varias cruces de tipo templario, se conserva una inscripción que reza:

OBIIT : FRAT : IOHES : PET :
DOUTEIRO : SUB : ERA :
M : CCC : XX: IIII: III: NO
NAS : AUGUSTI :

Este lugar, Outeiro, pertenece a la parroquia de Astureses.

Samuel Eiján contradice a Vázquez Núñez al afirmar que existe documentación que relaciona Astureses con la Orden del Santo Sepulcro. Dado que esta es del siglo XIII, es posible que la Orden del Santo Sepulcro ocupara el lugar tras la desaparición de los templarios.

En cuanto a Moldes, parroquia del municipio de Punxín, un documento de 1232 la menciona expresamente. Sabemos que, en cualquier caso, el dominio sobre esta iglesia pasó luego a la Orden de San Juan, como indica un documento de 1233.

Finalmente, debe señalarse que el monte llamado da Santa, en San Pedro de Bentraces, parroquia del municipio de Coles, también perteneció a la Orden del Temple. Esta afirmación se confirma en un documento de 1311, donde se dice que la encomienda del Temple tenía derechos sobre las iglesias de Bentraces y Cela, parroquia también de Coles, así como sobre la iglesia de San Fiz de Poulo, en el municipio de San Amaro.

En relación con San Mamede de Moldes, también en el municipio de Boborás, la bibliografía es igualmente abundante. El lugar muestra restos de una construcción defensiva, y en el tímpano de la iglesia se aprecia una cruz roja templaria.

También parece que perteneció al Temple la iglesia de San Andrés de Abelenda, en el municipio de Carballeda de Avia, que luego pasaría a la encomienda de Beade de la Orden de Malta. Serían también templarias las iglesias de Santa María de Arcos, en el municipio de O Carballiño; San Cristovo de Regodeigón; la capilla de San Mauro, en el municipio de Arnoia (que sería posteriormente priorato de Celanova); Santa María de Lamas, en el municipio de Leiro; y San Xoán de Ourantes, en el municipio de Punxín.

Sobre la iglesia de Santa María de Beade, en el municipio del mismo nombre, existen opiniones que la atribuyen a los templarios, aunque después sería encomienda de la Orden de Malta. Lo cierto es que hay documentación anterior a la disolución de la Orden del Temple en la que se constata la presencia de hospitalarios en Beade. Así, el 22 de enero de 1287, frei Afonso Pérez Pereira, comendador de la bailía de Ribadavia, afora a Rodrigo Aras la heredad de Piñeiro, en Santa María de Beade, estipulándose en uno de los párrafos: «Y cuando queráis vendimiar o segar, llamad a los frailes que estén en Santa María de Biade». Entre los testigos figura fray Domingo de Biade. Del documento no se deduce que existiera una encomienda, ni que la iglesia de Beade fuera de ellos, pero queda demostrada la presencia del Hospital en Beade, cosa que por el momento no se ha probado para los templarios. Algo semejante ocurre con la iglesia de San Juan de Ribadavia, que también se ha atribuido a los templarios, cuando ya desde 1214 aparece, al menos en parte, en manos del Hospital.

5.2. La Terra de Frieiras y las fortalezas atribuidas al Temple

Otros autores mencionan posibles posesiones templarias en la Terra de Frieiras (concellos de A Gudiña y A Mezquita). El Temple habría tenido la Casa Fuerte o Pousa de la Mezquita, con destacamento en Vila Vella de A Mezquita, la Torrecela en A Canda (en el Padornelo) y la Torrecela situada junto a Carracedo de A Gudiña. Junto a la Torre de A Mezquita habrían levantado la capilla de Nuestra Señora de las Nieves y también el santuario de Nuestra Señora de las Nieves en la confluencia de la Tuicia con el Tuela. Estas propiedades entrarían en la donación que Enrique II hizo a su sobrino Pedro Enríquez de Castro, hijo de don Fadrique, conde de Lemos, además de otras tierras.


5.3 San Amaro entre Boborás y Amoeiro: nudo mítico, histórico y templario del territorio ourensano

En el corazón del territorio ourensano se localiza el concello de San Amaro, un enclave cuya posición geográfica resulta particularmente significativa para comprender la superposición de rutas, tradiciones y memorias medievales. San Amaro se encuentra entre Boborás —donde se hallan importantes testimonios de tradición templaria, como la iglesia de San Xulián de Astureses, con cruces y epígrafes medievales, o el antiguo puente que articulaba el tránsito hacia O Ribeiro— y Amoeiro, sede documentada de una de las bailías templarias más relevantes de Galicia. Esta ubicación intermedia no es meramente física: funciona como espacio liminal, lugar de paso, frontera simbólica y cruce de narrativas devocionales y míticas.

En este territorio se inserta la figura de San Amaro, cuya leyenda constituye uno de los relatos más densos y sugestivos del imaginario atlántico medieval. Su búsqueda de la Tierra de Promisión —interpretada por la antropología como un viaje liminal y por la historia del arte como un proceso iconográfico de tránsito entre mundos— lo vincula directamente con arquetipos célticos como Tír na nÓg o Avalon, y con la larga tradición cristiana de los viajes visionarios a tierras ultraterrenas.

La proximidad entre Boborás, San Amaro y Amoeiro configura un triángulo histórico-simbólico en el que convergen:

  • antiguas rutas de peregrinación y comercio,

  • hospitales medievales,

  • ermitas vinculadas al agua y a la sanación,

  • enclaves templarios documentados,

  • y una toponimia reveladora, especialmente en la cercana parroquia de San Fiz do Navío, cuyo nombre remite a la navis, el navío simbólico presente en la leyenda de San Amaro.

La presencia simultánea de estos elementos convierte la zona en un espacio privilegiado de recepción, reinterpretación y transmisión del mito.


La leyenda de San Amaro como estructura simbólica: una lectura triple (histórica, antropológica e iconográfica)

San Amaro se presenta como un personaje liminal: un peregrino noble que emprende un viaje imposible hacia Occidente siguiendo rutas prohibidas, guiado por voces celestiales y señales misteriosas. Navega durante siete años por mares desconocidos y visita islas habitadas por monjes inmortales, mujeres santas y guardianes celestes. En una de ellas alcanza el Paraíso, un territorio atemporal donde los cuerpos no envejecen y el alma entra en estado de plenitud.

Su regreso —y el descubrimiento de que en la tierra han pasado siglos— constituye uno de los elementos antropológicamente más relevantes del mito: la distorsión temporal como signo de tránsito iniciático y transformación interior. Este recurso lo vincula con las narraciones célticas del Más Allá, donde el tiempo humano no rige.

Galicia conservó esta leyenda en lugares asociados a:

  • peregrinaciones sanadoras,

  • ritos del agua,

  • rutas hacia Finisterre,

  • antiguos hospitales medievales.


En Ourense, particularmente en el eje Boborás – San Amaro – Amoeiro, San Amaro es recordado como:

  • protector de caminantes,

  • sanador de enfermos,

  • patrono de los buscadores espirituales,

  • y viajero del Más Allá.


✦ Lectura simbólica y templaria de San Amaro en el territorio ourensano

Los templarios, establecidos en Amoeiro y vinculados a lugares próximos como Boborás o Ribadavia, manejaban un lenguaje simbólico que convierte la leyenda de San Amaro en una narrativa iniciática legible en clave hermética.

1. El Navío (Navis)

En la tradición templaria la nave es:

  • el cuerpo del iniciado,

  • la comunidad espiritual,

  • el vehículo hacia el Misterio.

Que exista en la zona un topónimo como San Fiz do Navío refuerza la lectura de San Amaro como navegante espiritual y del territorio como un espacio de tránsito iniciático.

2. Las islas del viaje

Funcionan como mansiones simbólicas, equivalentes a las pruebas interiores del caballero templario.

3. El Paraíso

Se interpreta como el Centro, la “Morada del Rey” o la visión beatífica:
la meta espiritual de la caballería mística.

4. La alteración del tiempo

Es la marca de la transformación interior del iniciado, idéntica al “tiempo distinto” de los relatos célticos.



6. Relaciones con otras instituciones eclesiásticas

Aunque la bailía de Amoeiro estaba radicada en la diócesis de Ourense, una parte de la provincia pertenecía a la diócesis de Astorga. Las relaciones con el obispo ourensano no parecen haber sido especialmente problemáticas; solo el documento citado de 1183, que se refiere a los décimos, podría sugerir alguna reticencia en el pago de los mismos.

La situación es distinta en el caso del prelado astorgano, que en repetidas ocasiones recurre al Papa para que resuelva conflictos tanto con los templarios como con otras órdenes religiosas, sobre diversas causas. Aunque no puede asegurarse que los problemas de los templarios con el obispo de Astorga —bien documentados en lugares como Tábara, en la provincia de Zamora— se refirieran a enclaves situados en la provincia de Ourense, concretamente en los arciprestazgos de Valdeorras, Robleda y Trives (la diócesis maragata contaba también con el arciprestazgo de Quiroga, en Lugo), que coinciden con los partidos judiciales de Trives, Valdeorras y Viana do Bolo, conviene citar los principales documentos que reflejan esta problemática.

El 29 de marzo de 1206 el pontífice Inocencio III comisiona al decano, arcediano y a otro canónigo de Compostela para que obliguen a los religiosos cistercienses, cluniacenses, hospitalarios, templarios y de otras órdenes, residentes en el obispado de Astorga, a pagar al cabildo catedralicio la porción que le corresponda de los testamentos que los favorezcan en dicho obispado.

Dos años después, el 8 de octubre de 1208, el mismo Papa comisiona al obispo de Oviedo y al arcipreste y chantre de León para que intervengan contra los hospitalarios, templarios y otros que, en el obispado de Astorga, amparan a los excomulgados, dándoles sepultura eclesiástica, cubriéndolos con sus mantos y otras insignias de las órdenes, sin querer obedecer el interdicto, y que además cometen usuras y tratos prohibidos.

Por último, Honorio III comisiona, el 9 de enero de 1221, al obispo de Zamora, al deán de la misma catedral y al abad del monasterio de La Espina para que atiendan las quejas del obispo de Astorga contra los comendadores y religiosos templarios, y de otras órdenes, que se introducían en las iglesias pertenecientes a la dignidad episcopal, ponían en ellas capellanes a su antojo y cometían otros excesos e injurias contra los derechos del obispo. Se les ordena que escuchen a las partes y decidan lo que consideren justo, sin privarles del derecho de apelación.

Con el monasterio de Oseira tampoco parecen haber tenido excesivos problemas, resolviendo mediante concordias —como la de 1241— las pequeñas disputas que surgían. Debieron de ser buenas asimismo las relaciones con el monasterio de monjas de San Salvador de Sobrado de Trives, ya que en el documento citado del 2 de abril de 1309, por el cual la abadesa de Trives y el abad de Antealtares solicitan un traslado de un convenio entre el rey Alfonso y los caballeros hijosdalgo de Caldelas, referido a derechos en iglesias y monasterios de Caldelas, Trives, Quiroga, etc., su procurador es precisamente fray Pedro Eanes.


7. Comendadores y frailes de la bailía de Amoeiro

La documentación permite identificar una serie de comendadores y frailes vinculados a la bailía de Amoeiro y a su entorno:

  • 1214, diciembre, 26: ¿Comendador? Fernando de Manga.

  • 1232, enero, 13: Comendador: don Fernando Salvatoris.

  • 1241, marzo: Comendador: don García Juanes; le acompaña en el convento Fernando Laan.

  • 1307, mayo, 15: Comendador de Amoeiro y Coia: Sancho Afonso.

  • 1307, junio, 10: Comendador de Amoeiro y Coia: Sancho Afonso.

  • 1309, abril, 2: Fray Pedro Eanes, de San Fiz de Trives.

  • 1310, abril, 15: Comendador de Amoeiro y Coia: Sancho Afonso; frailes de Amoeiro y Coia: fray Antonio, fray Juan Arie, fray Diego, fray Pedro y fray Juan.

  • 1313, octubre, 15: ¿Sigue fray Pedro Eanes en Trives?

Este elenco, aunque incompleto, permite seguir la continuidad de la estructura templaria y la posterior pervivencia de algunos de sus miembros tras la supresión de la Orden.


8. Consideraciones finales

El conjunto de noticias documentales y tradiciones recogidas en torno a la presencia de la Orden del Temple en Ourense permite trazar un mapa denso y matizado de implantación templaria en el occidente peninsular. La bailía de Amoeiro se configura como un núcleo estructurante de propiedades dispersas en comarcas como la Limia, Valdeorras, Trives, Ribadavia o Monterrei, articuladas mediante foros, arrendamientos y concordias con otros centros eclesiásticos.

La coexistencia, en determinados enclaves, de templarios y hospitalarios, así como la posterior absorción de bienes por parte de la Orden del Hospital, de monasterios cistercienses o de la propia Corona, muestra hasta qué punto el patrimonio templario se integró en un entramado institucional más amplio tras la disolución de la Orden. A ello se suma la persistencia de memorias locales, símbolos (cruces, inscripciones) y atribuciones que, aunque no siempre confirmadas por los textos, forman parte del paisaje cultural y de la construcción contemporánea de la «Galicia templaria».

El estudio de estos materiales, lejos de cerrar definitivamente el debate, invita a nuevas investigaciones archivísticas y arqueológicas que permitan afinar la cartografía templaria ourensana y valorar mejor el papel de esta provincia en la red internacional del Temple, así como el papel de Galicia en las Cruzadas y la Orden del Templo.



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