INTRODUCCIÓN
Manuel Criado del
Val, desde hace muchos años en sus Congresos de Caminería, ha dejado clara, la
importancia que han tenido las vías de comunicación como itinerarios
comerciales y culturales. Gracias a estos caminos los hombres salen de su
aislamiento y encuentran nuevas formas de pensamiento que les enriquecen. La
sociedad del románico apostó fuerte por la comunicación a través de las rutas de
peregrinación.
La importancia de
estos santos y sus reliquias, queda ya patente en el Codex Calistinus donde se describen los «cuerpos santos» que el
Peregrino de Dios, debe visitar y hacer reverencia de manera indispensable.
Mediante estas visitas el peregrino obtendrá el perdón y la iluminación.
Leemos en la Gúia
del Peregrino a Santiago:
Los que van a Santiago por la ruta de Tours deben volver atrás y
visitar en la ciudad de Orleáns el madero de la Cruz del Señor y el cáliz de
San Euverto, obispo y confesor; se visitará también en la misma ciudad el
cuerpo de este santo. En la misma ruta, a orillas del Loira, debe visitarse el
digno cuerpo de San Martín, obispo y confesor. En la ciudad de Poitiers, hay
que visitar el Santísimo cuerpo de San
Hilario, obispo y confesor. En el lugar llamado Angély, debe visitarse la
venerable cabeza de San Juan Bautista. En Saintes, a lo largo del Camino de
Santiago, los peregrinos deben visitar el digno cuerpo de San Eutropio, obispo
y mártir. Después, en Blaye, en el litoral marítimo, se debe implorar las
bendiciones de San Román. En su basílica reposa el cuerpo del bienaventurado
mártir Rolando. Después en la ciudad de Burdeos, debe visitarse el cuerpo de
San Seurin, obispo y confesor.
Cada uno de estos santos, era una lección moral para el creyente, San
Martin de Tours, profetizó sobre un nuevo Nerón que desencadenaría la violencia
de un paganismo renovado. San Hilario de Poitiers, «…el
bienaventurado Hilario, obispo y confesor, lleno de energía de Dios, venció la
herejía arriana y enseñó a cultivar la unidad de la fe».
Las distintas etapas, distan unos
25-30 kms, aunque nosotros nos hemos detenido en las ciudades y villas más
importantes. En un momento dado los peregrinos si lo deseaban podían dejar de
andar y hacer parte del camino en barco a través del río o incluso ir por el
Garona hasta Tolouse. Estamos en un territorio boscoso y peligroso, son caminos
solitarios que invitan al hombre a encontrar consigo mismo. Los Monasterios y Hospitales
son un alivio para sus heridas y pies cansados. La farmacopea a través de
compuestos de plantas, se desarrollará para atender sus necesidades.
A partir de finales del S.XX,
comenzó un renacer de las peregrinaciones, y tanto en España como en Francia se
multiplicaron las publicaciones, hemos
podido acceder a algunos de estos libros aunque fuera en vista restringida de
algunas páginas en Google Books, y han enfocado la Vía Turonensis desde el
esoterismo, turismo, vivencias personales, historia, hagiografías, y bueno,
hemos encontrado muchas berzas mutiladas pero alguna flor.
A través de la aventura de la
realización de este trabajo nos hemos encontrado cara a cara con los coquillars y los pelerins de l’ amour, una especie de banda de ladrones, vagos y
maleantes que se llamaban también compañeros
de la concha, que utilizaban un lenguaje en argot y se aprovechaban de la
hospitalidad ,la comida y el dinero que se tenía para limosna para atender a
los verdaderos peregrinos.
Hemos descubierto que fue en el año
350, cuando San Martin, futuro obispo de Tours, que era un importante
terrateniente, dueño de viñas en toda la región, fue a visitar y asesorar a los
monjes de una abadía. Ató su burro al extremo de una fila de cepas y se fue a
sus menesteres con los religiosos. Al regresar, el animal se había comido gran
cantidad de hojas jóvenes. A la vendimia siguiente, se dieron cuenta de que
esas cepas habían producido más y mejor que las otras. No faltaron los monjes
en repetir la experiencia mejorando la técnica. Este hecho lo recoge la
iconografía de las iglesias del Valle de Loira.
Otra página nos descubrió la
aparición de las Cofradías de Santiago, que en la historia del peregrinaje
tuvieron importancia pues fueron origen de instituciones hospitalarias. De la
primera que se tiene constancia es la Cofradía de Santiago de Paris, cuya
existencia se conoce desde 1298. Tambien nos hemos dado de lleno con la
hospitalidad que está recogida a través de las descripciones de hospitales
conocidos que comienzan a operar a partir del siglo XII, casi todos fundados
por reyes y nobles y que tenían la obligación de albergar una, dos o tres
noches a los peregrinos pobres y viajeros.
En nuestro peregrinar académico,
hemos encontrado catedrales como la de Chartres:
«Quien va de camino a Chartres, la divisa desde una distancia de
treinta kilómetros, todavía a muchas hora de marcha; la región coronada por
ella con la masa edilicia de su catedral y de sus torres; ciudad de dos torres.
Durante toda la Edad Media fue una ciudad catedralicia llena de vida, lo era
por su catedral, y hoy es una imagen de aquello que antaño fue, una ciudad-catedral. ¿Qué fue aquello? Un
mundo que vivía de la catedral y con ella; las casas apiñadas a sus pies, las
calles atadas a sus pies y campos, prados y aldeas a los que se echaba una
mirada desde aquí. El campesino podía habitar su miserable cabaña y el
caballero su castillo, pero ambos participaban en igual medida y con igual
sentimiento en la vida de la catedral, en su lento crecimiento a través de los
siglos(…) todos los hombres sin distinción tenía una vida común en la catedral.
Nadie que de noche se encerrara en su propia miseria dejaba de saber que fuera,
más cerca o más lejos, tenía una riqueza que también le era propia» Elio Vittorini (Diario Abierto 1929-1959)[1]1
Esta visión de
Vittorini, está cercana a la de los viajeros románticos del XIX y se mantuvo en
la historiografía del siglo XX y muy
seguramente era la mirada inocente de aquellos peregrinos medievales
sobrecogidos ante el tamaño y belleza de estos edificios, el juego de la luz y
de los colores, que les hacía vivir la ilusión de que habían entrado en un
anticipo del Paraiso y que se iban encontrando en su caminar.
Por su parte las iglesias románicas
con su cementerio que se iban topando por los paisajes rurales les llenaban de
paz. Aún hoy en esos lugares se masca el silencio y nada recuerde el presente.
La grandiosidad de las iglesias románicas eran sus medidas humanas y el
distanciamiento del ajetreo y el ruido, que obligaba a los peregrinos a
reencontrarse con su alma. Además hemos ido hallando monasterios, abadías,
hospitales, puentes…todo en orden, todo en su lugar, igual que la vida, «Tú ora, tú protege, tú labora»
Los caminos de
peregrinaje a Santiago de Compostela son herederos de calzadas romanas que los
propios peregrinos medievales usaron preferentemente por que estas vías les
podían garantizar un paso apropiado y correcto aún después de años de abandono
y deterioro. Sin embargo fueron las primeras vías, al igual que pasos ganaderos
o caminos creados según el paso de los pies, que aglutinaron el santo
sacrificio de ganarse la Compostela tras años de dedicación a la andadura y que
recibían silenciosos cada vez más devotos según iba creciendo la fama del
destino santo.
Es por eso por lo
que se hizo necesario la adecuación y normalización de las vías que se iban
llenando a lo largo de los siglo XI, XII y XII y gracias a la creación de
hospitales, iglesias y hermandades de auxilio a los peregrinos se fueron
estipulando unas vías mucho más definidas a lo que ayudó sin duda el texto
escrito por Aumerit Picaud donde se relatan su viaje y aconsejaba el paso por
una u otra zona. Ésta Guía del peregrino corrió como la pólvora entre las manos
de quienes pensaron hacer el camino y la iban siguiendo como las actuales guías
de turismo.
El camino naciente
en Paris fue uno de ellos. Recibe el nombre de vía Turonensis por su paso por
la ciudad de Tours y a lo largo de toda Francia recorre pueblos que alzaron edificaciones
piadosa para honrar a Dios y ayudar a los peregrinos.
Su inicio es la
propia calzada romana existente y a lo largo del trabajo iremos desgranando
cada una de las etapas más importantes por las que el viandante pasaba cada vez más cansado y ansioso, recordando su
salida desde la lejana Paris.
Aunque Paris represente un hito de inicio
importante y se pueda considerar el punto de partida, la capital francesa
acogía a peregrinos que debían de venir de más al norte. Las rutas que llegaban
a Paris llevaban consigo a quines venían de la actual Holanda, Dinamarca, el
oeste alemán y el propio norte francés pues la ciudad de Reims comunicaba con
la capital por un camino directo que fue usado por peregrinos.
Muchos de los propios caminos hacia Paris
sirvieron a partir del siglo XIV como enlaces para peregrinar a Roma lo que nos
habla de una trama urbana no olvidada aunque su uso no condujera a ningún punto
de especial interés.
3.-Paris
La Vía Turonensis empieza su largo
camino en el actual distrito cuarto de Paris.
Ésta ciudad, fundada por galos en el siglo III antes de Cristo, se
convirtió en la capital del reino francés en el siglo XII de mano de la
dinastía capeta que la rodea de murallas de las que hoy no conservamos nada.
Reuniéndose todos los peregrinos en
la ciudad el punto de partida se situaba en las proximidades de la Iglesia de
Saint Jacques de la Boucherie. Después se cruzaba el Sena hacia la I´lle de la
Cité por el Pont au Change dejando de lado a Notre Dame de Paris y salía de la
isla por el Pont Saint Michel. Dirigiéndose por la calle de Saint Jacques se
pasaba por la Iglesia de Saint Jacques du Haut-Pas desde donde va a la Porte du
Saint Jacques que existía en la primera muralla que Felipe Augusto construyó en
el siglo XII siendo luego sustituida por la Porte d´Orleans en la muralla de
Luis XIII del siglo XVII, pudiendo escoger el peregrino si quiere ir por la rue
de Tombe Issole, por la avenida del general Leclerc o por la rue Père-Coretin.
De todos los lugares antes
mencionados no todos son de la Edad Media. El avance de la ciudad de París
hacia el sur y el consecuente aprovechamiento del espacio o la reforma en los
edificios han hecho que solo lleguen hasta nosotros algunos de ellos e incluso
éstos están incompletos en su estructura original.
IGLESIA
DE SAINT JACQUES DE LA BOUCHERIE
El
punto de encuentro de los peregrinos que salen de París. Dedicada a Santiago el
Mayor se podría considerar el nacimiento oficial del camino Turonensis aunque
lamentablemente no hemos conservado más que la torre de la antigua iglesia.
Se localiza en el antiguo barrio de
los carniceros (Boucherie significa carnicería en francés) y su fundación viene
mencionada en el Codex Calistinux como obra de Carlomagno, algo que de momento
la historiografía no puede ni confirmar ni desmentir. Pero si que sabemos que el nombre se le puso en 1259 para
diferenciarla de la iglesia de Saint-Jacques du Hat-Pas[1].
Poseía varias reliquias del santo
compostelano por lo que se convirtió en un lugar muy frecuentado por los
peregrinos.
Como fue vendida tras la Revolución
Francesa no conocemos su estructura interior aunque por grabados del siglo
XVIII (Imagen I) podemos adivinar que era una iglesia típica del gótico francés
con tres naves en triangulo, una puerta principal a sus pies con arquivoltas y
sobre ella un rosetón. Había otra puerta al norte de menores proporciones.
Sabemos también que Nicolas Flamel, un ilustre químico y prohombre parisino,
fue enterrado en ésta iglesia y financió la construcción del tímpano de la
iglesia en 1389[2].
Conservamos una ilustración (Imagen II) de éste tímpano que nos muestra a los
donantes arrodillados ante la Virgen con el Niño, apareciendo también dos
santos intercesores, un de ellos es Santiago Peregrino.
Lo único que conservamos como hemos
dicho es la torre de la iglesia gracias a que los diversos compradores de la
iglesia acataban una clausula de protección hacia la torre.
Fue iniciada en 1509 no se terminó hasta 1522
elaborándose en estilo gótico flamígero por los maestros de obra Jean du Felín,
Julien y Jean Ménart Revier. La torre tiene una altura de 52 metros siendo rematada
en sus cuatro esquinas por tres animales, símbolos de tres evangelistas, y una
estatua del santo patrocinador de la iglesia de diez metros de alto; todas
ellas fabricadas por un tal Rault que recibió 20 libras por su trabajo[3].
PONT
AU CHANGE.
El primer puente que se construyó en su lugar fue en
el siglo IX, conocido por el nombre de Puente del rey por ser mandado construir
por Carlos el calvo. Su nombre fue variando varias veces hasta que en el siglo
XV los cambistas de la ciudad serán reubicados en su entorno. El actual puente
es del siglo XVIII por directo mandato de Napoleón III.[4]
NOTRE
DAME DE PARIS
La
más insigne de las iglesias parisinas. Surge en el siglo XII pero Violet-le-Duc
hizo de ella un proyecto modélico de su restauración ideal modificando
profundamente su estética y sus elementos originales.
PONT
SAINT MICHEL
El original Puente de San Miguel se
alzó en 1378 siendo construido en piedra hasta que en 1408 una riada se llevó
el puente y las casas que se habían alzado en él.[5]
SAINT JACQUES DU HAT-PAS.
El principio de ésta iglesia hay que
buscarlo en una orden italiana de hermanos hospitalarios venidos de Altopascio
(Italia) que la fundaron en 1180 cuando esa zona de la actual París era aún
campo. En ese momento no era una iglesia, los hermanos de Altopascio fundaron
un hospital para peregrinos y pobres. Aunque la orden fue abolida por el Papa
Pio II en el siglo XV algunos hermanos se quedaron en el pequeño hospital hasta
que al siglo siguiente fue ocupado por una orden benedictina que transformó la
hospedería en una iglesia-convento.
Llegamos a la ciudad de Orleans, en el
centro de Francia, la cual pertenece al departamento de Loiret.
Como curiosidad, decir que la ciudad fue asediada por los ingleses durante la
Guerra de los Cien Años y Juana de Arco la liberó (1429). [6]
Aunque los bombardeos de la Segunda Guerra
Mundial hicieron mella en ella, se han mantenido muchos edificios históricos
antiguos, monumentos, barrios importantes, etc; todo ello combinado con las
arquitecturas más contemporáneas y
actuales.
Se trata de una
catedral católica romana de estilo gótico tardío, encuadrada dentro de la
tradición sacra del Norte del Loira, y como su nombre índica, está dedicada a
la Santa Cruz y fue calificada como monumento histórico en 1862.
Debido a que otra
de las iglesias, la de San Esteban, se estaba quedando demasiado pequeña,
decidieron que la iglesia de la Santa Cruz, merecía ser la iglesia principal de
la diócesis de Orleans, elevándose por tanto a Catedral.
Monseñor Arnulfo
II, comenzó la reconstrucción de la iglesia para construir una que estuviese
acorde con su rango. Comenzó siendo de estilo románico y se completó en el
siglo XII, siendo una de las más grandes de Francia.
Tenía pasillos
dobles, un coro sobre la cripta, deambulatorio y una hermosa fachada en la que
resaltaban dos torres. Quizás debido a la rapidez con la que se construyó
terminó derrumbándose en 1227.
Unos años más
tarde, 1278, el obispo Robert de Courtenay, nieto del rey de Francia Luis el
Gordo, decidió, en lugar de restaurar el anterior edificio, construir uno totalmente nuevo y para eso
eligió un nuevo estilo que comenzaba a florecer en Francia, el gótico.
Comenzaron las obras
en 1288 a cargo del obispo Gilles Pega (las viejas torres románicas de la
fachada occidental y las bahías de la nave que no estaba en ruinas se
conservaron). El objetivo era sobrepasar a las catedrales «clásicas»
en tamaño y amplitud.
Todas las secciones
longitudinales del templo se proyectaron de cinco naves, y el coro de seis
tramos y ábside alcanzó la cifra record de nueve capillas radiales. Las
capillas radiales basan su lenguaje en el de la arquitectura parisina de hacia
1240. La Catedral de Orleans, tiene guiños a edificios de Paris, y tiene
soluciones arquitectónicas tomadas de Soissons, Chartres y Reims. La
perspectiva interior recuerda a Chartres, y los arbotantes unidos en «cuerdas
de arpa», a la catedral de Amiens. También tiene soluciones
modernas como el triforio enmarcado en rectángulos tomado de las soluciones de
Meaux y Colonia.
Cuando se terminó,
la catedral destacaba por su coro, sobre el que se apoyaban magníficos
arbotantes y que, a finales del siglo XIII, fue completado por absidiolos.
Un siglo después se completan también las
capillas laterales.
Planta de la Catedral de Orleans (Francia)
En 1567 se inicia
la segunda guerra de religión y Orleans pasa a manos de los protestantes. El
Príncipe de Conde, jefe de los protestantes quería llenar las aberturas de la
catedral para evitar saqueos, sin embargo, un pequeño grupo de fanáticos, los
hugonotes, decepcionados por el Conde, quieren hacer frente a la iglesia
católica y entran en la catedral durante la noche del 23 al 24 de febrero de
1568 y derrumban cuatro pilares del crucero (sólo permanecieron intactos los
absidiolos radiales del coro y los dos primeros tramos de la nave).
Por todos estos motivos,
cuando el rey Enrique IV de Francia regresa de Gran Bretaña tras firmar el
Edicto de Nantes que pondría fin a las guerras de religión, (1598) se
compromete a poner en marcha la total reconstrucción de la catedral (sella la
base el 18 de abril de 1601 y se coloca posteriormente una placa sobre uno de
los pilares).
Se termina por
tanto el coro en 1623 y el crucero estaba completo en 1636; el transepto norte
se finaliza en 1643 y el sur, en 1690. La Catedral mediría 140 metros de largo
y quedaría dividida en 5 naves.
Cuando Luis XIV
reinó en Francia, para rendirle homenaje, se incorporó un sol en su honor en
los rosetones del transepto, acompañado de su insignia “Nec pluribus impar”
(por encima de todos).
En 1739, se inicia
la construcción del portal occidental rematado por las dos torres que flanquean
la fachada (de 88 metros de altura y cuyas dos primeras plantas de se
construyeron diez años después).
En relación a la
fachada occidental, decir que tiene 5 portones y una decoración barroca
admirable.
Ya en 1829 se
finalizan las obras y se inaugura aprovechando que en dicho año se celebraba el
400 aniversario del levantamiento del asedio inglés por Juana de Arco y su
ejército.
Desde 1971 cuenta
con su propia universidad. [7]
Catedral de Orleans
En Tours, ciudad
que pertenece al departamento de Indre y Loira, encontramos gran cantidad de
patrimonio histórico-artístico. Entre ellos destacaremos la Catedral de Saint-
Gatien, denominada así por el primer obispo de Tours.
Fue clasificada como monumento histórico
en 1862 y construida entre 1170 y 1547.
Se empezó a
construir para sustituir a la antigua catedral que se incendió en 1166 después
de la guerra entre Luis VII de Francia y Enrique II de Inglaterra; pero las
obras no acabaron hasta dos siglos más tarde. Por ello, se pueden apreciar
varios estilos dentro de la misma, desde el primitivo, hasta el estilo
flamígero. Esta evolución puede verse al contemplar la fachada, coronada con
linternas de aire renacentista. Las vidrieras son de diversas épocas, las del
ábside del siglo XIII y las de los rosetones del XIV y XV. Ocupan unos 800 m2.
Lo más destacado
de la misma son las dos agujas elaboradas en el frente del oeste y su órgano de
madera. La caja de este último fue ofrecida por el Arzobispo Martín de Beaune
en el siglo XVI.
En el norte del
edificio podíamos encontrar la salette, un conjunto arquitectónico del claustro
catedralicio que cuenta con una bella escalera de caracol y que conduce a los
archivos y a la biblioteca.
La fachada perdió
grandes estatuas al ser destruida por los protestantes durante
guerras de religión.
La torre norte fue
construida en 1507 por Pedro de Valencia y la sur entre 1534 y 1547 por Pierre
Gadier.
En la catedral
podíamos encontrar la tumba de dos hijos de Carlos VIII y de Ana de Bretaña. La
tumba es de mármol de carraca y es de estilo renacentista puro.
Al sur de la misma, el antiguo palacio
arzobispal. [8]
Otro edificio
religioso que podíamos encontrar en la ciudad era la Basílica de San Martín de
Tours en cuya cripta se encontraba la tumba de este santo.
En cada una de las
cuatro grandes rutas de peregrinación a Santiago de Compostela, aproximadamente
a medio camino entre el primer punto de reunión en territorio francés y la
frontera española, se contruyó una iglesia de peregrinación. Eran las iglesias
de Saint-Martin de Tours, de Saint-Martial de Limoges, de Sainte-Foy de
Conques, y de Saint-Saturnin de Toulouse. La más importante de estas iglesias
era Santiago, Saint Martial de Limoges ya no existe y de esta que nos
ocuparemos ahora, sólo quedan los fundamentos.
Saint-Martin de
Tours, era la más antigua de estas cinco iglesias de peregrinación, se
construyó hacia el año 1000 y se considera que era la construcción que poseía
el más antiguo de los deambulatorios completos con absidiolos completos. En
ella tomó forma el tipo de iglesia con cinco naves y con un transepto de tres
naves, que más tarde se repetirá en Toulouse y Santiago. Esta disposición de
planta fue muy bien recibida en todos los monasterios de las rutas de
peregrinación.
El edificio más
antiguo fue quemado por los normandos en
el año 848 y de nuevo, accidentalmente, en 994, lo que llevó a una reconstrucción
en 1014. Un desastre tuvo lugar en 1096 y procedió a una revisión a fondo del
edificio entre 1175 y 1180, porque era un paso importante en la Via Turonensis.
Durante las
guerras de religión de 1562, la ermita de San Martín fue quemada por los protestantes
y el edificio sobrevivió hasta la Revolución, pero en condiciones de deterioro
total, debido a la falta de mantenimiento.
Lo único que queda
casi intacto fue la Torre de Carlomagno (que se derrumbó en parte en torno a
1928 y fue restaurada en 1963), la Torre del Reloj y una galería del claustro
renacentista.
El proyecto de
reconstrucción de la iglesia se llevó a cabo en 1860 por iniciativa de Leon
Dupont. Fue objeto de una controversia larga, ya que sus partidarios querían un
edificio en el mismo lugar y del mismo tamaño que la anterior iglesia. Ya en
1884 se llega a un acuerdo entre el Ayuntamiento de Tours y el Arzobispado y se
plantea que el nuevo edificio sería más pequeño que el anterior y perpendicular
(norte-sur) y así compartiría la ubicación de la antigua cabecera por encima de
la tumba de San Martín.
Los trabajos
comenzaron así en 1886 por el arquitecto
Victor Laloux, planteándo un edificio estilo neo-bizantino.
Se trata de una
iglesia de piedra caliza, granito y mármol, con cubiertas de pizarra. Para los
murales y demás decoración, se contó con la ayuda del pintor Adrien Lavieille,
hijo de Eugene Lavieille.
La cúpula decorada con una estatua de
bronce de San Martin, se encargó al escultor Jean-Baptiste Hugues.
Como curiosidad, decir que el cuerpo de
San Martin fue enterrado en un sarcófago detrás del altar de la nueva basílica.
[9]
Este santo es
quien da nombre a este itinerario jacobeo. Por lo que haremos un alto para
describir su vida.
San Martín, era
hijo de un tribuno militar, nació en Sabaria, Panonia ( Hungría) y pasó su
juventud en Pavía. Sus padres eran paganos. Cuando aún apenas tenía 10 años
solicitó ser catecúmeno, parece ser que su padre que quería que siguera la
tradición militar de la familia se opuso. A los 15 años le hizo enrolar en el
ejército, donde destacó como el camarada más simpático y por su valor. Fue
enviado de servicio a las Galias, concretamente a Amiens, es allí donde todavía
no bautizado, pero ya impregnado con las mejores disposiciones cristianas,
dividió su manto para dar la mitad a un pobre que titiritaba de frío en su
camino, y con la otra mitad se evitó un buen reuma, aunque sus compañeros se
cachondearon de este gesto. A los 18 años, recibió el bautismo. Atraído por la
fama de san Hilario, el gran doctor de Poitiers, recibió la orden de exorcista
ya que por humildad no aceptaba el diaconado. Pero San Martín de Tours, durante
toda su vida no pudo estar quieto mucho tiempo en un sitio y partió hacia
Sabaria a convertir a sus padres. Sólo consigue convertir a su madre y parte
hacia Milan, para llevar vida de eremita. Las persecuciones de los arrianos le
obligan a pasar un tiempo en el exilio
voluntario en la isla de Gallinaria. Después cansado de ese Oriente
pendenciero, regresa a Poitiers y se establece en la ciudad eremítica de
Liguge. Se le concedió la dignidad de obispo, pero el siguió siendo humilde y
viviendo como eremita. Recorrió toda la Galia, Paris, Sens, Treves, Vienne,
Saintonge para cristianizar a la población, a su paso resucitó a dos personas y
exortizó a posesos. En el lecho de muerte, luchó contra el diablo, muere el 11
de noviembre del año 397. Es uno de los santos favoritos del pueblo francés,
junto a Juana de Arco y el Arcangel San Miguel.
Su fama es tal que
incluso el Greco, pinta el famoso episodio de San Martín y el mendigo en 1597.
Es el patrón de
los militares, los tejedores y los comerciantes, Patróno de Francia y de
Hungría, así como de Buenos Aires. Fue un ejemplo para las Ordenes Militares. Y
es uno de los santos que tiene más iglesias dedicadas en todo el planeta.
Las fiestas
litúrgicas dedicadas a San Martin, en los primitivos calendarios son tres, el 4
de julio se conmemoraba la traslación de sus restos, era llamada la Translatio
Corporis Sancti Martini, el 11 de agosto se celebraba su consagración como
obispo y se llamaba la Sacratio Sancti Martini, y el 11 de noviembre fecha de
su muerte la Obitum Sancti Martini. Con estas tres fiestas en su honor, se
convierte en uno de los pocos santos que tienen tres fiestas anuales
reconocidas por la Iglesia.
El 11 de noviembre,
coincide con la matanza del cerdo ( a todo cerdo le toca su San Martín) y es la
fecha en que en Europa, suele entrar viento del sur durante unos días, dando
lugar al veranillo de San Martín.
Dentro del más occidental de los cuatro
itinerarios principales a Santiago de Compostela por Francia, encontramos
Blois. El camino que es llamado “Grand
Chemin”, “Camino de los Peregrino” o por los alemanes “Route Basse” en
oposición al itinerario suizo.
En Blois, existen diversos monumentos interés[1]2,
pero de la época de las peregrinaciones
nos encontramos con el viejo puente, el castillo, y la antigua abadía de
Saint Laumer, obra de fábrica románica y un gótico precoz, que se realizó bajo
el mecenazgo de Thibault de Champagne.[2]3
PONT DE JACQUES GABRIEL
En
la época medieval, existía un puente
donde hoy se ubica el actual, Pont de
Jacques Gabriel. Dicho puente se
construyó en el siglo XI, por el Conde Eudes de Blois que manda construir dicho
puente para cruzar el Loira. En el
siglo XVIII, por culpa de una arriada se destruye dicho puente y se ordena
construir otro que es el que hoy vemos.
El castillo
de Blois, está en la parte alta de la ciudad, en el quedan restos del
edificio gotico del siglo XIII, y los primeros rasgos del arte renacentista que
importa de Italia el rey Luis XII, que nació entre sus muros. Fue completado
por Francisco I en el Siglo XVI y, más tarde se adjuntaron alas clásicas. Desde
el se velaba por la seguridad de la ciudad
CATEDRAL DE SAINT-LOUIS
Aparte,
en la catedral de Saint-Louis[3],
que es de los siglos XV y XVI, aunque en 1928 se dejó al descubierto la cripta,
donde había restos de una nave y el
ábside de una iglesia del S. X y allí se
guardaban las reliquias de Saint Solene.
IGLESIA DE SAINT NICOLAS DE BLOIS
La Iglesia
de Saint-Nicolas-de-Blois, o Saint-Lomer, es una obra muy creativa y en
ella podemos ver un ejemplo de iglesia de peregrinación, con su deambulatorio,
etc. Data del S.XII, aunque
posiblemente esté edificada sobre otra anterior, ya que los monjes benedictinos
del monasterio de Corbion en Perche, huyendo de los vikingos, encontraron
refugio en Blois en el año 924. Su iglesia
abacial es la que se llamará de Saint-Laumer,
nombre del fundador del primer monasterio, y cuyas reliquias se guardan en la que hoy es conocida como
Saint-Nicolas-de-Blois.
La primera parte de la Iglesia se construye
entre los años 1138 y 1186, en esa época se construye el coro, el crucero y
los primeros tramos de la nave. El resto
se completó a comienzos del XIII. Con las guerras de religión, la iglesia es
dañada por los protestantes que además destruyeron la abadía. Durante la
Revolución, Saint-Laumer se convierte en el Hôtel-Dieu.
Durante la Edad Media, la iglesia se
convertirá en un importante lugar de
peregrinación por las reliquias que alberga: St. Lubin, St. Laumer St., Santa
María Egipcíaca y un Lignum Crucis.
Saint-Nicolas-de-Blois es una iglesia
románica, como hemos dicho y posee tres niveles de altura de la nave que son de
una pureza impecable, el interior de los cruceros es muy armonioso. En la
girola y capillas radiantes, encontramos
vitrales contemporáneos que crean un ambiente único, con luz amarilla o azul
meditación y limpio.
En estas imágenes podemos ver el conjunto, y
la entrada principal que data del año 1186-1120. En la arquivolta observamos
tres arcos historiados.
La majestuosa nave románica ( ver en el power
point) da una impresión de grandeza. las
bahías estrechas acentuado. Todo lo coordina para que las oraciones ascienden
al cielo sin obstáculos.
El coro de Saint-Nicolas de estilo románico
puro. El ábside semicircular se apoya en seis pilares con capiteles. El segundo
nivel está formado por arcos arcos ciegos, mientras que el tercero recibe cinco
ventanas de Max Ingrand en grandes aberturas. Un diseño similar arquitectónica
en el transepto .
[1] JACQUES
LOUIS DELPAL, «Francia, Guía
Artística en color», Editorial Everest,
León, 1988
[2]
GUY GRATTESAT & AUGUSTE ARSAC, «Ponts de France,
PResses Ponts et chaussés» Paris, 1984; pp. 294
[3] WILLIAM
B. KIBLEY: Medieval France: An
Enciclopedia,Londres, 2006
[1] VILLAIN,
Étienne-François, Essai d’une histoire de
la paroisse de St. Jacques de la
Boucherie , Paris, Prault, 1758.
[2] VILLAIN, Étienne-François (1758),
Op. Cit.
[3] RITTIEZ, Francois, Notice historique sur la tour
Saint-Jacques-la-Boucherie, Paris, Impr. de Gaittet, 1856.
[4] HILLAIRET, Jacques, Dictionnaire historique des rues de Paris,
Paris : Éditions de Minuit, 1963.
[5]
HILLAIRET, Jacques (1963), Op. Cit.
[7] LEFÈVRE-PONTALIS, Eugène, La Cathédrale romane d'Orléans, Bulletin monumental, Paris/Caen, vol. 69, 1904, p. 309-372
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