miércoles, 2 de septiembre de 2015

De puertos y caravanas... rutas de aromas y comidas de al-Andalus.


De puertos y caravanas... rutas de aromas y comidas de al-Andalus. ( Introducción). 

La cultura andalusí se encuadra en el marco de la civilización islámica, que, desde el año 711, fecha de la llegada de los árabes a la Península hasta el año 1492, fecha de la toma de  Granada por los Reyes Católicos, e incluso  mucho después a través de mudéjares y criptoislamicos. Una cultura que se desarrolló durante 8 siglos en nuestro territorio y cuya herencia ha sobrevivido hasta nuestros dias, en nosotros.

Su contexto geográfico fue llamado al-Andalus, y abarcaba casi todo el territorio peninsular, desde el Estrecho de Gibraltar hasta las estribaciones de la cornisa cantábrica y de la cordillera pirenaica. Su población estuvo integrada por árabes y bereberes, que se mezclaron con las gentes hispanorromanas y visigodas que  dieron lugar  a la población hispano-musulmana que marcó una fuerte revolución cultural que agitó a Europa en sus cimientos, hasta generar el Renacimiento.

 Fue en ese marco de la cultura islámica que se desarrolló la convivencia entre musulmanes, cristianos, y judíos que pese a los amores y odios que generó a lo largo del tiempo, nos dejó un legado cultural intenso y único. Al-Andalus, fue el país occidental, más culto, moderno y refinado de aquella época, llegando a superar en algunos momentos al mítico Imperio Bizantino. Las artes,  las ciencias particularmente la astronomía y medicina, poesía, música, filosofía, botánica, agricultura e ingeniería alcanzaron entre los hispano musulmanes cotas de perfeccionamiento sin parangón. Personajes como el médico cordobes Abulcasis, el astrónomo madrileño Maslama al-Mayriti, filosofos como Averroes e Ibn Tufayl, o el mistico Ibn Arabí, o geóponos como el toledano Ibn al Awwam, fueron las figuras que elevaron a al-Andalus a la cima espiritual y científica de Europa. La huella islámica ha permanecido en  palabras, romerías, refranes, leyendas, tradiciones, agricultura, gastronomía y una forma de ver el mundo hedonista que es nuestro legado andalusí en el que debemos profundizar  para conocer nuestras raíces.

Una herencia árabe y beréber que permanece invisible en muchos casos, de forma etérea. Esa valoración estética de la vida, poetica, trágica, hiperbolica, y a la vez sumamente intima y personal,  y amorosa, mistica y compleja que precisa de nuestros sentidos para su expresión. La vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Sonidos, olores, sabores, imagenes, espacios privados  que nos son terriblemente familiares y que sentimos en cierta medida como nuestros, que yacen agazapados, esperando que cualquier guiño los haga despertar en nuestro inconsciente colectivo. Un legado que nos ha sido escamoteado, sin apenas historia, sin palabras, pero que vive en nuestras venas.  Es ese amor por las flores, por el azahar, jazmines y rosas, nenufares y albercas,  por los jardines, por los patios privados, los adarves, es un mundo de aromas intensos y suaves, especias, fragancias exoticas, sabores importados de Oriente. Un legado de caravanas que llegaban a traves de rutas interiores y desde los puertos a nuestro pais, trayendo con ellas esencias del alma. 

Sea nuestro tributo para esas esencias.





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