A estas alturas del blog, es fácil adivinar que eran los operarios que trabajaban la piedra, para darle la forma adecuada en las construcciones. Pero no eran simples trabajadores, sino que realizaban una excepcional labor artística y creativa.
Entre los canteros, destacaba el maestro de obra, encargado de diseñar el edificio. Era el que conocía métodos constructivos, compraba el material, contrataba y dirigía el trabajo. En resumen, el maestro de obra, era el artífice del edificio.
Poco a poco, dentro del mundo rígido de los estamentos feudales, el cantero, irá logrando obtener un gran prestigio social. Su trabajo estaba muy por encima del albañil normal que construía en adobe de los artífices de edificios de madera.
Las iglesias, palacios, castillos, puentes, catedrales, monasterios, serán levantados por los canteros. Su clientela es la nobleza, la corona y la iglesia, así que esto elevó su rango social ante los demás trabajadores. El maestro cantero trataba directamente con las altas jerarquías de la iglesia, o los nobles.
En el año 614, Bonifacio IV, ya otorgó a los canteros privilegios:
.. les liberaban de todos los estatutos locales, edictos reales o cualquier otra obligación impuesta a los habitantes de los países donde fueran a vivir.
Aquí ya tenemos un detalle importante, los "maestros canteros" y sus cuadrillas, viajaban mucho eran "itinerantes" y esto explicaría la uniformidad de estilos en el Románico en toda Europa. De estos destacan los franceses que viajaran por toda Europa en la Edad Media.
Los obreros de la construcción era un grupo privilegiado y estaban "fuera" de la estructura gremial de los demás trabajadores.
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