Las marcas de cantería más antiguas que conocemos datan del 2.200 a.C, en el Antiguo Egipto, también se han hallado en los muros de las ciudades persas de Ekbatana y Persépolis ( 700 a.C.), en la antigua Grecia y Roma. Aun seguimos sin saber, si todas son firmas individuales o colectivas de cantero, marcas auxiliares de posición de cada piedra o si tenían otra finalidad.
El precedente de las marcas lapidarias medievales son las marcas de los canteros que encontramos en los lapidarios romanos que se usaron en Bizancio. Podemos ver marcas de cantería en la cisterna de las Mil y una Columnas de Constantinopla, en Santa Sofía, en la Iglesia de San Juan de Éfeso, en el teatro de Nicea.
Las marcas no sólo eran usadas por los Collegia, sino también por las corporaciones de oficios de las legiones. En el Registro de Inscripciones del Rhin, está recopiladas las marcas de los ladrillos con las que se indicaba el cuerpo de la legión que los fabricaban. Para ello se grababa la cifra de la legión o de la "vexillatio" y el nombre de los obreros (figuli) o de los jefes militares ( magistri figulorum) que trabajaron en su preparación.
En el siglo XI, en Europa hay ya un sistema complejo de signos lapidarios, aunque será a partir de la segunda mitad del siglo XII cuando aparezcan masivamente en edificios emblemáticos.
Los signos lapidarios proliferan de los siglos XI-XV y a partir de la Edad Moderna son pocos los edificios donde encontramos marcas lapidarias.
En el siglo XIX, comenzó su estudio y al principio se les atribuyó una interpretación vinculada con la Astrología, la Alquimia o la Magia, o se creían que eran signos pertenecientes a los origenes de la Masonería.
En 1893, Viriato Díaz Pérez escribió en su obra Misterio de las catedrales góticas, lo siguiente:
"En cuanto al por qué los empleaban (los signos) los artista medievales, puede explicarse de este modo: la mayor parte de ellos pertenecían a las Ligas Masónicas. Ligas que formaban un á modo e Iglesia de Geometras entre los cuales había algunos exclusivamete filósofos y místicos cultivadores de las llamadas aún hoy ciencias ocultas. De estas relaciones de unas escuelas con otras viene que se mezclasen y confundiesen muchas veces símbolos distintos. Así los masones adoptaron emblemas de la cábalay y así los constructores y artífices los de masones y hermetistas".
Viollet-le-Duc (1813-1879), afirmaba que las marcas eran simplemente firmas de los canteros y Puig i Cadalfach ( 1867-1956), añadió que estos signos eran colocados para que los canteros se responsabilizasen de su trabajo y así poder contar el maestro cantero el numero de piezas que realizaba cada operario. Juan Dominguez Fontela en 1935, aportó un documento encontrado en la catedral de Santiago en el que Alonso de Gontín se querellaba contra el aparejador y decía: "porque no escribía las piedras con el marco de su marca".
Actualmente los avances de la Gliptografía, nos explican que la primera interpretación no es correcta pero que si ciertamente se tomaron imágenes de la Religión, Astrología, Magia, etc.
Los investigadores aseguran que la mayoría son simples firmas, pero hay algunas verdaderamente díficiles de explicar. En el Libro de la Logia de Graz, aparecen los signos de cada cantero, así como libros de estatutos en los que se obliga a cada masón a colocar su signo en el trabajo realizado. En el Castillo de Loarre, encontramos la firma de "Sancius", en un sillar, y luego se repite la "S", por muchas piedras del edificio
Aparte de las firmas de los canteros en los edificios pueden aparecer otros signos. El sistema Lecotté, los clasifica en signos de la cantera, signos ligados a la construcción ( firmas y utilitarios) y los de transeúntes, como presos o monjes los denominados "graffiti".
Os dejo con marcas lapidarias vinculadas a la Orden del Temple en el Camino de Santiago:
Os dejo con marcas lapidarias vinculadas a la Orden del Temple en el Camino de Santiago:
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